¿Qué pensamos cuando decimos “Shakespeare”? “Ser o no ser, esa es la cuestión” o “Es el ruiseñor, no la alondra”. Frecuentemente se piensa en el Shakespeare filósofo, en el poeta y casi siempre en el más grande dramaturgo que jamás ha existido.
Generalmente cuando se piensa en este autor se piensa también en alta cultura y por consiguiente en solemnidad. Este estigma llega a condenar diversos montajes que se quedan en lo antropológico, en el bien decir, en una distancia aparentemente infranqueable entre los autores clásicos y nuestro tiempo. Pero la adaptación de Othelo que hace Gabriel Chamé Buendía le falta el respeto a la idea Shakespeare para enaltecer al Shakespeare que siempre es más impactante: el Shakespeare vivo.
Esta irreverente adaptación de Othelo es una prueba de que una de las mejores formas de revivir a los clásicos es quitarles su carácter deificado, humanizándolos pues el teatro es carne, no ideal.
Esta puesta en escena pone énfasis en la comedia física y los gags visuales, además de valerse de la improvisación para dialogar en presente con lo que va ocurriendo en cada función con cada público. Estamos frente a una visión cómica de la tragedia, pero sin llegar a banalizarla, pues este montaje nos recuerda la línea sutil entre lo trágico y lo cómico.
Las interpretaciones subidas de tono, casi grotescas, no se quedan en la mera forma, sino que son verdaderas dentro de su excentricidad, tanto que a veces traspasan la barrera de lo cómico y sorprenden de súbito con la fuerza trágica que plantea la dramaturgia de Shakespeare. Además el humor nunca está sobre lo que la obra tiene para contar, sino que es una herramienta para que el discurso de la obra nos alcance.
Las actuaciones de Matías Bassi, Julieta Carrera, Hernán Franco y Martín López Carzolio, atrapan por su precisión y versatilidad, pero sobre todo por su energía, la cual empieza en alto y no baja ni un momento, al contrario, desborda no dejando tiempo para que el público se distraiga por nada.
Algo que destaca es cómo estos actores logran hacer que las palabras que se dicen cobren infinidad de sentidos que permiten las más diversas lecturas desde la actualidad. Por lo que la obra nos habla directamente, no estamos frente a algo histórico y ajeno al presente, sino ante el descubrimiento de nuevos significados frente a un texto que comprendemos inmortal.
El juego, la irreverencia y un diálogo contundente con los espectadores son los ingredientes principales de este Othelo, en donde se le rinde tributo a Shakespeare de una forma entrañable: bromeando con él.
Si quieres más información sobre funciones, reservaciones y venta de boletos de Othelo, visita: http://www.alternativateatral.com/obra27007-othelo