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Entrenamiento dramatúrgico: Sergio Blanco

por Aplaudir de Pie 8 junio, 2020

Entrenamiento dramatúrgico. Un autor/autora se prepara

“Si no practico un día, lo noto yo. Si no practico en dos días, lo advierten mis colegas. Y si no practico en tres días se da cuenta todo el mundo”. Esta frase se le adjudica a múltiples músicos, pero lo importante no es quién la dijo realmente sino lo que devela del mundo artístico: las personas dedicadas al arte requieren de un entrenamiento constante para mantener el dominio sobre su oficio. Esto es claro en las artes en donde el cuerpo se ve implicado de forma más notoria. Bailarines y bailarinas bailan todo el tiempo, actrices y actores realizan disciplinas físicas, músicos se la pasan ensayando con sus instrumentos, cantantes con su voz… Pero en un arte como la escritura teatral, ¿de qué manera una persona dedicada a la dramaturgia se mantiene en forma?

Para contestar estas preguntas y otras tantas consultamos a múltiples dramaturgas y dramaturgos que llevan tiempo dedicándose a su profesión y cuya mano, pluma, máquina de escribir o teclado, está en excelente forma. En este texto entrevistamos al dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco.

  1. ¿Qué consideras fundamental entrenar para mantenerte en forma como dramaturga/dramaturgo?

 

Sergio Blanco: La mirada. Lo que más entreno es mi mirada sobre el mundo. La escritura para mí no se limita al gesto mismo de escribir palabras en un papel o en un software, sino que empieza con una mirada que deposito sobre el mundo, las personas, las cosas. Creo que todo acto de creación está precedido por una mirada. Yo le llamo mirada sensible porque creo que es una mirada que deriva del cuerpo y de la sensibilidad y no de la estricta racionalidad. El filósofo francés Jacques Rancière dice que «la estética es la distribución de lo sensible», y yo adhiero mucho con esta idea, ya que creo que el arte es el espacio de lo sensible: hay una enorme sensibilidad en juego. La mirada sensible es entonces lo que yo trato de entrenar sin olvidar nunca que se trata de una mirada curiosa que busca, que duda, tiembla. Es una mirada capaz de sorprenderse. Es una mirada empática. Es una mirada que está viva. No es necesariamente una mirada que sabe, sino que, al contrario, es una mirada que busca comprender desde lo sensible, es decir, una mirada que cuestiona y se cuestiona. Para mí este tipo de mirada es fundamental ya que es la que conduce a una mirada singular, única e irrepetible: a la mirada propia que cada uno tiene sobre el mundo. Esta mirada sensible es la que nos conecta con nuestro centro de gravedad a partir del cual podemos decir algo, a partir del cual podemos crear y producir sentido. Es por esto mismo que esta mirada es lo que estoy entrenando todo el tiempo. Y también es por esto mismo que varias veces he afirmado que siento que estoy escribiendo todo el tiempo, aunque no esté escribiendo.

 

  1. ¿Cuánto tiempo dedicas diario a tu entrenamiento como dramaturga/dramaturgo y en qué consiste?

 

Sergio Blanco: Todos los días me siento en mi escritorio entre las 5 y las 11 de la mañana. Esas seis horas las dedico a leer, a estudiar, a escribir. Esa escritura puede declinarse en artículos, conferencias, seminarios, relatos o en el texto teatral que esté escribiendo en ese momento. Me gusta concentrarme en la escritura a esa hora bien temprano. Muchas veces incluso es de noche cuando estoy empezando. Y además en París – que es la ciudad en donde vivo –, la mayoría del tiempo los días son nublados y grises, y esto último me ayuda mucho a la concentración. La luz gris y platinada de París además de ser muy elegante, es una luz que ayuda mucho a no dispersarse. Mis únicos requerimientos a la hora de sentarme a escribir son mi biblioteca al lado, mi gato cerca y mucho té que bebo durante esas horas de trabajo. Es extraño, pero fuera de ese horario y de ese lugar, me cuesta mucho escribir. Necesito esa luz, necesito la proximidad de mi biblioteca que consulto permanentemente, necesito tomar té y necesito que mi gato esté cerca.

 

  1. ¿Cómo era tu entrenamiento en tus inicios y qué ha cambiado con el paso del tiempo?

 

Sergio Blanco: Creo que no ha cambiado mucho. Siento que mi forma de escribir es siempre la misma. Y también mi escritura. Por más que haya escrito distintos textos, me gusta pensar que finalmente se trata siempre de un solo texto que voy escribiendo en distintos momentos de mi vida. A veces pienso que quizá todas mis obras no sean más que las distintas partes de una sola obra que intento escribir todas las mañanas. No obstante, también es cierto que en algunos casos he establecido consignas de escritura específicas solamente a ese texto que estaba escribiendo: una vez por ejemplo, me propuse escribir una obra con todas las teclas de mi teclado incluso con aquellos signos que no forman parte del alfabeto y el resultado fue mi obra diptiko (vol. 1 y 2); otra vez me propuse escribir un texto en donde los parlamentos de cada personaje no excedieran más de un solo renglón y el resultado fue Barbarie; otra vez decidí escribir una obra en un solo día mientras caminaba por Atenas y en el mapa de la ciudad y el resultado fue Kassandra; otra vez decidí escribir todo el texto a mano y con sangre de toro y el resultado fue Cuando pases sobre mi tumba. Pero por más que me imponga consignas específicas que en esos casos han alterado las circunstancias, las mayorías de las veces el rito es siempre el mismo: después de desayunar, me instalo en mi biblioteca y durante seis horas escribo.

 

  1. ¿Escribes diario? ¿Teatro? ¿Cuánto tiempo dedicas diario a la escritura teatral?

 

Sergio Blanco: Sí, escribo a diario. Es lo único que sé hacer. Solo sé leer y escribir. No sé hacer ninguna otra cosa más. Y además es la única forma que tengo para pasar el tiempo. Y también para estar menos solo, porque cuando escribo siempre tengo presente de que lo estoy haciendo para alguien que algún día va a leer lo que escribo en soledad. Escribir es una forma de darse cita con alguien que uno sabe que nunca va a conocer pero que lo ayuda a uno a sentirme menos solo. 

 

  1. ¿Qué recomendaciones podrías dar para que otros dramaturgos/dramaturgas se mantengan en forma?

 

Sergio Blanco: No soy bueno dando consejos o recomendando cosas. No me gusta hacerlo. Lo único que advertiría a quien desea escribir o dedicarse a la escritura, es que es importante tomar conciencia de que la escritura es algo muy físico. Mucho más físico de lo que la gente piensa. Muchas veces la escritura puede llegar incluso a ser un acto doloroso para el cuerpo: las manos se cansan, los ojos, la espalda, el cuello. Luego de una sesión extensa de escritura, el cuerpo suele quedar dolido. Hay veces en que a medida que las horas van pasando, el malestar del cuerpo se hace cada vez más presente: los músculos se contraen, los nervios se crispan, la vista se cansa… Muchas veces al final de una jornada de escritura, el cuerpo queda absolutamente rendido, agotado y sin fuerzas. Y también muy seguido me sucede que mi cuerpo se enferma, algo así como si la escritura lo debilitara, como si lo volviera vulnerable. La experiencia me ha enseñado que escribir es un momento de gran intensidad corporal: el verbo se hace carne en todo el sentido del término.

Dramaturgo y director teatral franco-uruguayo, Sergio Blanco vivió su infancia y su adolescencia en Montevideo y reside actualmente en París. Luego de realizar estudios de filología clásica ha decidido dedicarse por entero a la escritura y a la dirección teatral. Sus piezas han sido distinguidas en reiteradas oportunidades con varios primeros premios, entre ellos, el Premio Nacional de Dramaturgia del Uruguay, el Premio de Dramaturgia de la Intendencia de Montevideo, el Premio del Fondo Nacional de Teatro, el Premio Florencio al Mejor Dramaturgo, el Premio Internacional Casa de las Américas y el Premio Theatre Awards al Mejor Texto en Grecia. En 2017 su pieza Tebas Land recibe el prestigioso premio británico Award Off West End en Londres. Su obra entra al repertorio de la Comedia Nacional de Uruguay en 2003 y 2007 con sus piezas .45’ y Kiev. Entre sus títulos más conocidos se destacan Slaughter, .45’, Kiev, Barbarie, Kassandra, El salto de Darwin, Tebas Land, Ostia, La ira de Narciso, El bramido de Düsseldorf, Cuando pases sobre mi tumba, Cartografía de una desaparición, Tráfico y Zoo. Varias de sus obras han sido estrenadas en su país y en el extranjero, y la mayoría de ellas traducidas a distintas lenguas y publicadas en diferentes países.

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Entrenamiento dramatúrgico: Humberto Robles

por Aplaudir de Pie 12 marzo, 2020

Entrenamiento dramatúrgico. Un autor/autora se prepara

“Si no practico un día, lo noto yo. Si no practico en dos días, lo advierten mis colegas. Y si no practico en tres días se da cuenta todo el mundo”. Esta frase se le adjudica a múltiples músicos, pero lo importante no es quién la dijo realmente sino lo que devela del mundo artístico: las personas dedicadas al arte requieren de un entrenamiento constante para mantener el dominio sobre su oficio. Esto es claro en las artes en donde el cuerpo se ve implicado de forma más notoria. Bailarines y bailarinas bailan todo el tiempo, actrices y actores realizan disciplinas físicas, músicos se la pasan ensayando con sus instrumentos, cantantes con su voz… Pero en un arte como la escritura teatral, ¿de qué manera una persona dedicada a la dramaturgia se mantiene en forma?

Para contestar estas preguntas y otras tantas consultamos a múltiples dramaturgas y dramaturgos que llevan tiempo dedicándose a su profesión y cuya mano, pluma, máquina de escribir o teclado, está en excelente forma. En este texto entrevistamos al dramaturgo mexicano Humberto Robles.

 

¿Qué consideras fundamental entrenar para mantenerte en forma como dramaturgo?

Humberto Robles: Hablo desde mi experiencia e intereses muy particulares: para mí es indispensable asistir a actividades culturales, leer, ver teatro, cabaret, cine, series, viajar, estar informado por medio de la prensa, colaborar con colectivos de derechos humanos, y algo no menos importante, escuchar y dialogar con todo tipo de personas. Como procuro que mis textos siempre posean una crítica social, estoy al tanto de diversos movimientos sociales para luego exponer esas ideas en una obra de teatro documental, una para cabaret, o para algún otro medio. Me nutro de todo aquello que me interesa, profundizo en el tema y busco la mejor manera de plasmarlo en un texto para que el discurso sea claro y contundente.

¿Cuánto tiempo dedicas diario a tu entrenamiento como dramaturgo y en qué consiste?

Humberto Robles: Como también trabajo en otros ámbitos, escribo diariamente, ya sea para la televisión, columnas periodísticas, guiones para campañas de movimientos sociales o para eventos político-culturales. Así como el músico o el bailarín debe entrenar muchas horas cada día, es idóneo que el dramaturgo ejercite el “músculo” de la escritura, por eso no desdeño ningún medio que me permita seguir haciéndolo; la práctica continua refuerza la destreza y evita el anquilosamiento. Por otro lado, después de leer, o ver una película, una serie o una obra, suelo analizar los personajes, los diálogos, la estructura, los giros dramáticos. Como uno se alimenta de lo que hace, ve y escucha, todo va formando parte del entrenamiento que a la vez resulta una actividad lúdica.

¿Cómo era tu entrenamiento en tus inicios y qué ha cambiado con el paso del tiempo?

Humberto Robles: Por diversas cuestiones asisto poco al teatro y desgraciadamente no viajo tanto como antes que vivía en otros países, asistía a festivales teatrales, o daba talleres y conferencias en donde me invitaban. Espero volver a hacerlo porque han sido sumamente enriquecedoras esas residencias artísticas que me he financiado, asistir y participar en festivales y, cuando he dado talleres o conferencias, el compartir y dialogar con los asistentes.

¿Escribes diario? ¿Teatro? ¿Cuánto tiempo dedicas diario a la escritura teatral?

Humberto Robles: A diario escribo para otros medios, pero siempre tengo en mente una o dos obras a las que les estoy dando vueltas en la cabeza, de las cuales estoy investigando o buscando la forma que considero más idónea para expresar lo que quiero decir. A veces me tardo tiempo en escribir una obra, pero cuando ya tengo la idea clara, me siento a trabajarla y retrabajarla todo el tiempo que lo amerite; después dejo descansar el texto y lo retomo después para pulirlo. Por otro lado, siempre estoy dispuesto a escribir teatro express, teatro de emergencia; pongo mi capacidad al servicio de grupos u organizaciones sociales para llevar a escena los asuntos del momento; probablemente teatro o textos efímeros, pero útiles para el presente inmediato.

¿Qué recomendaciones podrías dar para que otros dramaturgos/dramaturgas se mantengan en forma?

Humberto Robles: De todos los oficios del teatro, el de la dramaturgia es de los más solitarios, por lo mismo hay que evitar el aislamiento y no alejarse de la realidad. Hay que enriquecerse como ser humano, empaparse de cultura clásica, popular y moderna, no forzosamente lo que esté de moda. Si se quiere llegar a una mayor cantidad de públicos, hay que domar nuestro ego, apartarnos de visiones narcisistas y aproximarnos a un enfoque más universal. No dejarse influenciar por modas snobs o tendencias en boga solo porque algunos teatreros, críticos o académicos las alaban o dictan que es “lo de hoy”; no querer quedar bien con nadie, solo con uno mismo, pensando siempre en el público al que nos dirigimos. Escuchar y estar atento a otras voces para que la nuestra sea más plural, diversa, con un enfoque más amplio; dejar a un lado los dogmas y los prejuicios. No dejarse seducir por el poder para cuestionarlo siempre. Tener paciencia para escribir una obra que amerita mucha dedicación, pero también estar dispuesto a escribir teatro urgente y poner nuestra habilidad al servicio de los demás, desinteresadamente. Ser íntegros, éticos, generosos y soldarios.

Humberto Robles, dramaturgo y guionista independiente; también ha dirigido sus propias obras de teatro en México, Uruguay, Colombia y España. Sus obras han sido montadas en 30 países, en cuatro continentes, por lo que está considerado como el dramaturgo mexicano vivo más representado internacionalmente. Algunas de sus obras han sido traducidas al italiano, inglés, portugués, francés, alemán y polaco. Ha recibido seis premios como dramaturgo, entre ellos el Premio Nacional de Dramaturgia “Emilio Carballido” 2014. Entre sus obras destacan “Mujeres de Arena”, “Frida Kahlo Viva la vida”, “La noche que jamás existió”, “El Ornitorrinco”, “Nosotros somos los Culpables”, «Leonardo y la máquina de volar» y varias obras de cabaret como «Ni princesas ni esclavas». Escribe artículos para algunos medios digitales y a la par colabora con varias organizaciones de derechos humanos no gubernamentales. http://www.humbertorobles.com/

Entrevistas

La enamorada. Julieta Venegas dirigida por Guillermo Cacace

por Ricardo Ruiz Lezama 8 febrero, 2020

Desde hace años el director teatral Guillermo Cacace se ha consolidado como uno de los creadores más representativos de su país, Argentina. Cuestión de peso pues se trata de una de las capitales de teatro a nivel mundial. Sobresalir en una tierra amante del teatro y con una basta cartelera de calidad, es un logro notorio. Además, su trabajo lleva tiempo impactando también en las carteleras de múltiples circuitos internacionales. Por ello, me parecía extraño que el trabajo de un creador como Cacace no hubiera sido traído a México, donde la curiosidad por las cuestiones teatrales de todo el mundo es enorme. Con alegría comparto que esta situación al fin será enmendada pues en abril de este año se estrenará en la Ciudad de México una puesta en escena dirigida por él: La enamorada, escrita por el reconocido dramaturgo argentino Santiago Loza e interpretada por la cantautora mexicana Julieta Venegas.

Cacace también tiene una faceta como pedagogo teatral, por la cual ya había sido invitado a impartir un taller de actuación en la UNAM además de haber dado una clase magistral en La Cátedra Bergman. Guillermo también impartirá un taller intensivo de actuación en abril, esto significa que su visita a nuestro país se trata de su regreso como docente y su presentación como director ante el público mexicano.

En esta entrevista, Guillermo Cacace nos cuenta sobre La enamorada y sobre su próximo taller.

Ricardo: ¿Qué se siente estar de vuelta en México para presentar una puesta en escena?

Guillermo Cacace: Conocí México de grande, ni como turista había tenido oportunidad de venir. Esas cosas de la vida. La ciudad me enamoró al instante. Mis primeros viajes fueron en carácter de maestro de actuación y siempre añoré venir con una obra. Finalmente esta será la primera oportunidad. Claro que vengo un poco trasvestido (risas) porque haré un espectáculo musical precioso pero que es mi primera obra “musical” y donde vuelvo a armar un lenguaje teatral arquetípico. Digo en chiste que vengo travestido porque mientras mis últimas búsquedas fueron más deconstructivas de lo teatral canónico, aquí me interesó mucho hacer una suerte de homenaje al “crear ilusión teatral” con los viejos recursos de este arte.  Le armé a Julieta una cajita de música donde ella dice los bellísimos de texto de Loza y canta las canciones que compusieron con nuestro autor para esta obra con el encanto abrumador que ella tiene. A mí también me enamora su acento, tan distinto del porteño. Eso aquí, donde todos tiene su acento no creo que sea un plus pero en Argentina me ocupé especialmente de que a pesar de una literatura porteña ella no modificara la musicalidad de su decir.

Ricardo: ¿Cómo surgió La enamorada, cuál ha sido su repercusión en Argentina, la respuesta del público y qué expectativas tienen al presentarla en México?

La enamorada fue y es un recreo, un paréntesis en nuestras vidas. Es algo distinto para Julieta y sus modos más conocidos de “estar en escena”, es una experiencia distinta para mí –como ya les contaba- y supongo que para todo el equipo. En Argentina funcionó muy bien en todas las dimensiones de repercusión esperables para una obra y México es por ahora un interrogante que nos genera muchísimo entusiasmo. ¿Qué pasará con una obra donde lo musical es central, sí, pero que lo es en el marco de un dispositivo escénico interdisciplinario?

Ricardo: Se sabe que Julieta Venegas compuso la música y las canciones de La enamorada, ¿se trata de una obra musical? ¿Qué tipo de experiencia es?

Guillermo Cacace: La experiencia es puro ensamble… Es una obra donde hay un exquisito -al tiempo que artesanal- diseño de imágenes (son retroproyecciones hechas en vivo). Una obra donde todo se articula en un montaje que propone una integración de lenguajes: la literatura de Loza, una inquietante actuación unipersonal, la sabida calidad musical de Julieta, un iluminador de los más creativos de Buenos Aires y el talento de Johanna que es nuestra artista plástica invitada. Cada pieza de la enamorada es ensamble, incluso nuestro maravilloso equipo de producción de dos Rominas y un Gabo, el asistente.

Ricardo: Me parece que es la primera experiencia de Julieta como actriz ¿Cómo fue tu proceso al dirigirla?

Guillermo Cacace: Es sabido que a quienes actúan muchas veces en el proceso de dirigirlos hay que pedirles “que no lo hagan”, que no recurran a sus zonas de confort, de oficio, o a sus estereotipos. La gran satisfacción de dirigir a Julieta es que no existían casi ninguna de esas zonas resultadistas. Venía de dirigir un Chéjov y luego una obra croata contemporánea (Sobre Mirjana y los que la rodean de Ivor Martinic) con muchísimos actores en escena –si bien adoro a los actores- y trabajar casi en soledad con Julieta que no es actriz, era un descanso sin dejar la actividad. Los ensayos se convirtieron en una suerte de gran laboratorio donde empezamos desde situaciones meramente físicas, casi danzadas, hasta ir dando paso a la palabra en varias etapas. Ensayos tamizados con charlas que extrañamos. Pequeñas tertulias donde conversamos de los temas más diversos. No faltó la literatura, el cine, la filosofía, los hijos, es decir, charlas de nuestras vidas disparadas por el material. En lo estrictamente actoral me convocó la necesidad de no apelar a ningún lugar común que imponerle a un cuerpo para que actúe, explotar su singularidad en escena sólo que modulando en la subjetividad extrañada que siempre es un personaje. Al inicio de los ensayos fui a ver un show de Julieta donde ella hablaba para presentar sus canciones y me dije es eso lo que tiene que hacer, es simplemente eso pero situado en nuestro marco ficcional… Una vez más lograr un poder “estar allí”.

Ricardo: Es la segunda vez trabajas con un texto de Santiago Loza. ¿Qué es aquello que te conmueve de sus dramaturgias, y de esta en específico, para que hayas decido trabajar otra obra de él?

Guillermo Cacace: Observo que una gran parte de las dramaturgias contemporáneas se esfuerzan en mostrarse inteligentes, en exhibir casi pornográficamente y programáticamente sus bibliotecas. Dramaturgias que no me atraen por cierto virtuosismo logocéntrico que se entusiasma con fascinar intelectualmente al público con recursos que buscan la innovación y/o por tramas de gran ingenio. Ocurrentes ingenierías. También está el sector de las dramaturgias irónicas donde la parodia evade cualquier espesura acontecial. Loza, percibo, es todo lo contrario. Sin ausencia de inteligencia, el motor es sensible. Logra dar voz a cuerpos que parecen que en su cotidiano callan y que –como él dice- no sabemos si volverán hablar. Pura inmanencia sin solemnes aires transcendentales. Pareciera que sus obras se deslizan hacia la escritura sin ánimo de inscripción en las páginas de oro de la literatura dramática y ese gesto me conmueve. Encuentro placer en los gestos políticos implícitos y no en los gestos que usan la escena como púlpito desde donde nos dicen qué han entendido algunos autores –y por qué no algunos directores- sobre cómo se debe vivir o sobre la consagrada verdad política de nuestros días. Esto excediendo cualquier progresismo, ya que el progresismo discursivo termina siendo contradicho por su operación final. Operación muchas veces reforzada por las puestas. No me interesan las dramaturgias didácticas excepto en contextos hiperespecíficos.  Loza arma un acontecimiento vulnerable que pide cuerpo, que no se sabe autosuficiente en un documento de word. Que no podría ser ese documento más una ilustración del mismo. Necesita un cuerpo actoral para que haga sentido y necesita no someterlo a la cegadora luz de las ideas. Aparece una voz que balbucea y es el balbuceo mismo lo que ocurre más allá del contenido inteligible de esas palabras. La palabra no mata la voz. Desde estas consideraciones hacia su escritura por lo que tiene y por lo que aprecio que no tiene nos fuimos encontrando. También sé que no es el único que se habilita esta fragilidad, pero hoy me estás preguntado por él (risas).

Ricardo: ¿Qué significa La enamorada en tu camino como director?

Guillermo Cacace: Comentaba un poco en tus primeras preguntas que es una suerte de divertimento que llegó en el momento y lugar exactos dentro de mi labor. Para mí, que sea un divertimento, no le quita profundidad. Me gusta mucho lo que se armó, recoge algo lúdico que en estos días tengo muy a flor a piel por ser padre de una pequeña de tres años. Por eso, esa suerte de caja de música con imágenes que parecen sacadas de un libro de cuentos. La enamorada sería el personaje que de grande elegiría para que me venga a contar una historia sobre la vida y sobre la muerte en tiempos tan sórdidos. La enamorada es un gesto de ternura, que por su misma ternura en días tan violentos podría dejarte fuera. Pero creo que para quien se anime, La enamorada acaricia, canta y se va sin grandes estridencias, es amable. No se parece a otras cosas mías en su factura formal, aunque sí en ciertas búsquedas de siempre y ese permiso a lo que se diversifica es un aprendizaje por el que estoy sumamente agradecido a Romina Chepe (productora) y a Santiago Loza que son quienes me convidaron a trabajar con Juli. Juli a quien siempre confieso haber escuchado en todos lados, pero no tenerla asociada a su nombre y apellido y menos a su cara. Así que en la primera entrevista me dije que encantadora esta cantante mexicana, quién será. No tardé mucho en enterarme (risas). Soy muy ignorante de muchísimas cosas, pero ni la vida te alcanza para estar al tanto de tanto…

Ricardo: ¿Qué se siente volver a impartir un taller en México? ¿Cómo fue tu experiencia la primera vez?

Guillermo Cacace: Mis dos primeras experiencias en México fueron muy distintas. La primera fue más reflexiva porque vine a dar una charla en el DramaFest y me quedé sumamente insatisfecho, sentía que faltaba la pata práctica. Pero acepté las reglas del juego, tuvimos una discusión por momentos apasionada enfrentando puntos de vistas diversos acerca de la actividad y me la pasé extraordinariamente bien en esa charla. Además, estaba conociendo esta impactante y deliciosa ciudad, su gente, sus sabores. Conociendo al menos una partecita. La segunda vez -que extrañamente fue muy cerca de la primera cuando antes nunca había estado en México- se trató de la clase magistral en la Cátedra Bergman y un taller en el MUAC de la UNAM. Esa segunda vez sí fue puro regocijo. Tal que con algunos estudiantes de ese taller me seguí encontrando en Buenos Aires en experiencias de entrenamiento. Encontré una disponibilidad hacia el trabajo que me conmovió mucho. Fue un encuentro de enorme intensidad, al menos así lo recuerdo.

Ricardo: Llevas casi 20 años siendo docente, ¿cuál es tu visión de la pedagogía actoral y de la actuación?

Guillermo Cacace: Entiendo que la pedagogía actoral estuvo mucho tiempo ligada a la pedagogía teatral y que hoy debe asumir que quien actúa en el siglo XXI tiene demandas de lo performático en muy diferentes soportes. Esto implica una gran responsabilidad para quienes entrenamos cuerpos que actúan. Se me hace imprescindible pensar la formación actoral en el tríptico que vincula lo ético, con lo político y lo estético por sobre cualquier dogma metodológico.

La actuación es cada vez más, en mi visión, un arte que traman los cuerpos en puro presente. Es radicalmente algo que pasa entre, dejándose afectar por otredades múltiples. No desaparece la idea de representación pero tampoco se reposa sobre ella. Se actúa en tensión entre presencia y representación. La actuación es un resto que escapa a la captura en la ilustración y cuando se emancipa se convierte en plus que es obra sin estar al servicio de la puesta o la literatura. La actuación forma parte de ensamblajes aconteciales para los que también necesita que el yo del actor se diluya en cierto ánimo exhibicionista y no obstante logre de esa ausencia la emergencia de lo poético encarnado físicamente. La actuación como poesía encarnada es una búsqueda sin horizontes finitos.

Ricardo: México es un país ciernes en lo que respecta a la pedagogía teatral, desde hace décadas se llevan arrastrando metodologías fundamentadas en la discriminación, la violencia y el miedo. Sé que en tus talleres es todo lo contrario, se trabaja partir de un entorno de confianza y que cualquier persona puede ser parte. Además de esto, ¿Qué te importaría que sepan las personas que están interesadas en tomar tu taller?

Guillermo Cacace: Me importaría que sepan que no traigo ninguna metodología reveladora. Tampoco creo que existan. Que mi deseo es generar las mejores condiciones para que quienes participen y yo podamos asumir saberes que son propios de lo humano. Lo humano actúa y nosotros lo hacemos en el marco de una tarea artística. Claro que esto supone un estado de riesgo, unos desafíos que estudiaremos.

Con cada grupo que me encuentro es interesante comprobar que varía lo que yo sé. No varían algunas consignas, no varían algunos ejes que investigo pero puedo saber más o puedo saber menos según el tipo de encuentro que se genere. Entonces les pido que quienes vengan lo hagan sabiendo de la necesidad de encontrarnos para que esto realmente nos celebre.

 

La enamorada se presentará los días 2, 3, 4 y 5 de abril en el Teatro Silvia Pinal.

El taller de actuación impartido por Guillermo Cacace se dictará los días 2, 3, 4 y 5 de abril. Más información: https://aplaudirdepie.com/el-estar-en-escena/

TALLERES

  • Taller Virtual de Dramaturgia
  • Taller/montaje internacional de actuación en línea
  • Taller de monólogo teatral
  • Asesoría en dramaturgia
  • Cursos y talleres de dramaturgia
  • Ricardo Ruiz Lezama-Perfil y obras

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