Tenemos agrietada nuestra identidad. Tú, no eres une. Yo, no soy une. Somos muches. Contenemos dentro de nosotres, muches yo’s, un universo inmenso de personalidades. Somos seres que continuamente afrontamos una lucha interna entre lo que queremos ser, y lo que no queremos ser. Entre lo que está bien y lo que está mal.
Dice el poeta Walt Withman en su “Canto a sí mismo”:
Soy inmenso… y contengo multitudes.
Contenedores de realidad
Braian me habla con esa multiplicidad, desde lo que no se atreve a decirse, pero que está latente. Una ventana en la que se asoma la oscuridad del arte, esa que conmociona, que mueve, que cuestiona la posición en la que te encuentras o en la que te encontraste alguna vez. Desnudando y des-nudando la maraña de pensamientos que me habitan dentro.
Nietzsche en “Así Habló Zaratustra” nos dice:
Yo soy un campo de batalla.
Es precisamente ese campo creado por el equipo de Pequeños Creadores Teatro, junto a sus directoras, que logran que los y las jóvenes actrices y actores expresen en el escenario un campo de batalla. Donde suceden cambios y luchas internas. Les chiques se relacionan con sus compañeres, con algunos tropiezos en el texto, error que se convierte en virtud, porque les adolescentes tropiezan al accionar y al hablar, ya que es en esa época de cambios donde el cuerpo crece y las dimensiones con las que nos relacionamos se vuelven un obstáculo, un campo de batalla, con el propio cuerpo y las emociones desproporcionadas.
Nuestras contradicciones
Duele crecer; ¿Cómo expreso lo que me angustia? ¿Qué palabra ponerle a todo esto que siento? ¿Por qué nadie me entiende?
Paraísos lunares, la nada, el primer amor y los revoltijos en el estómago. Cambios constantes. Oposiciones.
Ecos
En el campo de batalla y la multiplicidad podemos mirar al otre. En esa grieta donde vemos la historia de Braian impregnarse en el espacio y en el tiempo. Sin miramientos binarios. Sino múltiples. Ecos en los centros que se rizan en los pensamientos haciendo un rimero, un arsenal de voces.
Maribel Carrasco, la dramaturga, que junto a estos pequeños creadores que hablan desde sus inquietudes, sus experiencias y sus miedos, sintetiza el espectáculo en una lluvia de metáforas:
Siento el corazón como un paraguas roto en medio de la lluvia.
En mí hay un cúmulo de ideas y emociones discurriendo unas contra otras.
Así también pasa con Braian y con sus múltiples contradicciones, anhelos, deseos y decepciones.
Es una fiesta
Una referencia que me interesa resaltar son los tenis de los chicos y las chicas, una decisión estética que abona a la narrativa escénica unidad y detona al espectador y la espectadora un signo donde todas las voces son la misma voz.
En el escenario.
Todos el mundo esta ahí.
La luz cambia a magenta.
La música empieza a sonar:
Punchis
punchis
Punchis
pero en mi cabeza no hay más que pulsaciones y una sensación de anti—
-gravedad que envuelve mi cuerpo y mi voz chistosa.
Todo pasa ante mis ojos en cámara lenta
como en las caricaturas
hace que mis brazos floten
y mis pies encerrados en mis tenis pesados
cierro los ojos
los abro
y
estoy allí
en medio de todo
de todos.
Ya no tengo miedo.
Soy libre.
Soy yo.
Braian.
Facetas
Dentro de mí, hay facetas de mí que están en pugna entre sí todo el tiempo. Somos contradicción. La grieta binaria es falsa.
Lo binario es un instrumento del poder donde se destruye la identidad y el pensamiento. Rompamos con todo ese Neo individualismo post egocéntrico, donde solo miramos nuestro propio ombligo. No somos el centro de la galaxia, donde el otre no existe.
¿Acaso queremos ser seres de una sola voz, negando nuestras batallas internas? ¿Negando que somos seres múltiples? ¿Acaso todos somos como braian? ¿Qué somos? ¿Somos la imposibilidad?
Finitud
Asumir nuestro estado de finitud tiene que ver con qué estamos conformados por una carencia. Somos una multiplicidad que delinea nuestra forma de vivir. Somos contradicción. Y me cago en el New Age y sus pendejadas de que la “armonía es une misme” y “la armonía social”. No. Somos conflicto y estamos permanentemente en un campo de batalla. Todes somos Braian porque la línea binaria está rota. Porque estamos rotos. El cambio no está en ti misme. Está en el otre. Somos, porque siempre hay un otre.
El teatro y su zoombra
Pienso y el teatro también es contradicción, porque cambia constantemente. Hacer teatro es poner el cuerpo y el aura, o la pantalla. El teatro es ese acercamiento, aunque algunes sigan pensándolo binariamente, aunque quieran seguir convirtiendo su corazón roto en arte o quieran salvar el presente con una zoomobra. El teatro cambia aconteciendo y en su devenir se contradice.
Una nueva fuerza vital
Estamos ante una nueva realidad, un nuevo realismo, un nuevo tiempo, un nuevo espacio, un nuevo ephemeralpresent. Necesitamos desarticular ese realismo arrítmico de historias recicladas y “vanguardistas”. Diseccionar los elementos necesarios para un mayor perspectiva. Un teatro sin neutralidad. Sin fronteras. Sin miramientos binarios.
Y aquí acabo
Perdón que me contradiga, soy inmenso y contengo multitudes