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Críticas

¡Vota ahora! ¡Llama o textea!: La libertad como un juego arreglado en «Los caballeros las prefieren presas»

por Aplaudir de Pie 1 octubre, 2020

Como “Marilynares” en Los caballeros las quieren presas, una obra de teatro-cabaret, Minerva Valenzuela resalta la horrorosa situación de las mujeres privadas de su libertad en México. Llama atención sobre los abusos de derechos humanos a través de una sátira de la película clásica de los Estados Unidos, Gentlemen Prefer Blondes, protagonizada por Marilyn Monroe, y del formato que emplean casi todos los reality shows. Desde “Santa Marta Lamitas”, la penitenciaria ficticia,  compite por su libertad en el programa “Hoy se decide mi vida.” «Marilynares» aparece con peluca rubia, labios rojos, el uniforme azul del penal y un letrero con el número 10. Durante la obra, nuestra protagonista se comunica con una voz en off mientras intenta seguir sus directrices: ponte guapa, posa bien, cuéntanos algo conmovedor, canta tus cancioncitas y pide  a los espectadores que voten  por ti.

Sin embargo, nuestra protagonista no sabe las reglas ni los límites del juego en que está participando. Johan Huizinga en Homo Ludens, concibe que jugar  puede ser tanto tocar música como las actividades de esparcimiento y de ocio que practicamos en la vida cotidiana. El filósofo explica que los juegos no tienen nada que ver con la necesidad ni con la  utilidad, y que no tienen ningún compromiso o relación con “la verdad” (182). Por eso es que Mariynares no entiende el juego en el que está participando, pues para ella, su performance lúdica está relacionada directamente con la necesidad vital de abrirse camino hacia la libertad y recuperar la vida que la prisión puso en pausa.  La protagonista está literalmente compitiendo para salir de la cárcel y dejar atrás la crueldad de la reclusión.

“Hoy se decide mi vida” puede interpretarse como una representación contemporánea de la fascinación grotesca y neoliberal con el modelo de reality television.  En este programa (meta) ficticio, la participación de Marilynares refleja su instinto para sobrevivir mientras que los números musicales sirven como mecanismo para exponer todo tipo de violencia, explotación y aislamiento a las que las mujeres presas son sometidas. Nuestra estrella apuesta todo cuando va en contra de los deseos de Mr. Destino (la voz en off) y, consecuentemente contra modelo neoliberal, cuando decide usar su voz no para entretener, sino para para denunciar frente a lxs espectadorxs, las condiciones inhumanas en que viven miles de mujeres presas, invisibilizadas y condenadas por un estado corrupto.

Desde los materiales promocionales para la obra, Valenzuela detalla cómo México siempre está incluido entre los países más peligrosos para las mujeres, fuera y dentro de la cárcel, a pesar de que el gobierno niega apasionadamente esta realidad. La inspiración en el título de la película Gentlemen Prefer Blondes se remite a este falseamiento romántico que sostiene la existencia mítica de una mujer cuya existencia está al servicio del hombre, una figura perfecta en ese estado de sumisión. Minerva señala la falsedad de esta imagen en contraste con los hechos que demuestran que en México los caballeros no nos prefieren sumisas, sino  presas o muertas.

Según los informes de Equis Justicia y The Washington Office on Latin America, uno de los  resultados de la “Guerra contra el Narco”, emprendida por Felipe Calderón,  ha sido la sentencia de 3000 mujeres, juzgadas, por cierto, con mayor severidad que los hombres cuando cometen los mismos crímenes.  Entre 2016-2018, el número de mujeres sentenciadas subió 103%. Tras la decisión en 2019 del presidente de INEGI a cancelar La Encuesta Nacional de Población Privada de Libertad (ENPOL), no hay cifras actualizadas que reflejen la gravísima precariedad en la que viven estas mujeres privadas de su libertad. Las mujeres presas son sometidas por un sistema que se niega a reconocerlas. Esta invisibilización las despersonaliza y las transforma en objetos con el que los agentes de poder pueden hacer lo que quieran. Su deseo es violentarlas, pues toda vez que para el gobierno son inexistentes e insignificantes, ellos se pueden deleitar en aniquilar lo que quede de ellas. Los caballeros las prefieren presas es una obra que combina el humor con la música para ayudarnos a tragar una realidad verdaderamente amarga.

 

“Recuerden, esta noche (3, 10 o 17 de octubre 2020 en el 77) la ven muy así, pero la cárcel no tiene nada de glamoroso”. Escuchamos la voz de Mr. Destino:

https://aplaudirdepie.com/wp-content/uploads/2020/10/Caballeros-audio-1-mic-audio.wav

“Muy buenas noches tenga ustedes. Gracias por acompañarnos una vez más en su reality show favorito “Hoy se decide mi vida”. Esta participante es muy especial. Es una mujer que ha sufrido mucho…y lo que le falta. Ella lleva 7 años en este hermoso lugar desde el que transmitimos hoy: El penal de Santa Marta Lamitas. Demos la bienvenida a ¡Marilyyyynares!

Aplausos fuertes. Luces encendidas. Vemos la figura voluptuosa de nuestra protagonista rubia mientras la voz en off  llena el espacio, reverbera por las paredes y en nuestros oídos, como los anfitriones de programas como Big Brother o Survivor. Según Nick Couldry, la primera regla para participar en un programa así es respetar ciegamente esa voz que se convierte en una construcción simbólica del poder externo y absoluto, un poder incuestionable (10). La segunda regla básica es entender que el reality show es un ejemplo par excellence del mundo neoliberal. En este caso, el hecho de que estamos mirando a una mujer presa cantar y bailar por nosotros, por su libertad, es una fuerte crítica a la fascinación grotesca que lxs espectadorxs tienen por ver el sufrimiento y dolor de los demás. A la vez, justificamos nuestro voyerismo tanto para la obra como para los programas de televisión con la lógica de que lo que vemos es una historia del éxito: alguien ganará. Como explica Natasha Patterson, esta promesa del éxito es un reflejo crudo del neoliberalismo; replica el énfasis en el mercado libre y en el espíritu individualista. Además, estos programas defienden el mito de la meritocracia, que sostiene que cualquier persona puede ganar si trabaja suficientemente duro, si toma todas las decisiones correctas, sin importar su raza, clase social, (dis)capacidades u orientación sexual (283). EL ejemplo de “Hoy se decide mi vida” es más complicado porque Marilynares no tomó todas las decisiones correctas para su vida, pero ahora la vida se la ha dado otra oportunidad.

 

Para aprovechar este second chance, nuestra Marilynares canta su primera canción: “I wanna be loved by you”, pero cambiando la  letra al español para hablar sobre su situación. Con su voz suave nos ruega:

https://aplaudirdepie.com/wp-content/uploads/2020/10/Caballeros-audio-2-mic-audio.wav

“Yo quiero que votes tú, sí tú. Y nadie más que tú. Yo quiero que votes tú por mí. Bupupidú.”

 

Escuchándola, casi se nos olvida que es una presa y no Marilyn Monroe. Pero el uniforme azul de Santa Marta Lamitas enfatiza la gran diferencia entre ella y la actriz estadounidense, mientras que, su tono feliz y ligero cumple con otra regla del reality show: la positividad y autenticidad (Couldry 10).

Foto: DarÍo Castro

Desde su lugar no-visible, la voz de «Mr. Destino» resuena, llamándola “nena”, “princesa” y “mi amor”, como actos lingüísticos que la minimizan. Efectivamente, son actos que reproducen la violencia simbólica que las mujeres mexicanas, presas o no, experimentan a diario. Además, la voz de «Mr. Destino», le ordena cómo moverse, qué tono usar para referirse a su público y le exige sonreír durante todo su performance. La voz de «Mr. Destino» encarna auralmente los discursos neoliberales, institucionales y patriarcales que sujetan a la mujer a una posición inferior. No obstante, «Marilynares» es astuta y empieza a crear rupturas en el Sistema cuando le susurra a la audiencia: “Ja, mi amor, dice. Ya lo quiero ver diciéndome mi amor un día cualquiera” (2).  En estas dos frases, su disidencia y partida de la positividad y sumisión requerida (Couldry 10) cobran vida. Sigue haciendo comentarios banales a su audiencia como “y hoy me ven muy así, pero no, no tiene nada de glamoroso” o “la libertad anticipada es cosa de ricas” (4), manifestando que todavía tiene dignidad, voluntad y consciencia.

Poco a poco, Marilynares deja de solo decir frases inocuas y empieza a subvertir el modelo través de su insubordinación explícita. Se niega a adherirse a la regla de la individualización tan arraigada por los reality shows que nos obliga como audiencia a juzgar a las personas para determinar quién es la merecedora del premio. Por ello, cuando «Mr. Destino» le pide compartir su historia, pero con una sonrisa bonita y sin detalles violentos, Marilynares decide usar su plataforma para hablar sobre las mujeres que no aparecen en el escenario.  De «Marilynares» sabremos poco, pero aprenderemos que “Sunday” (Dominga) fue arrestada por robo equiparado, que “Pains” (Dolores) fue sentenciada por usar billetes falsos, que “Candy” (Dulce) fue amenazada con un arma a ayudarle a alguien herido y fue considerada una cómplice a secuestro y, finalmente, que Raquel mató a su padre después de años de abuso sexual. En llevar al escenario estas historias, su voz encarna esta colectividad de mujeres presas. Marilynares efectivamente toma la decisión de visibilizar a estas mujeres en lugar que a sí misma, yendo en contra de la regla de cultivar competencia, rencor y odio entre las participantes. Valenzuela enfatiza esta colectividad de mujeres silenciadas por el sistema corrupto a través de sus canciones e interacciones con «Mr. Destino». Cada vez más brava, abandona su lugar al centro del escenario para acercarse a sus espectadores,  haciéndole preguntas como “¿Aquí nada ha dicho mentiras para que no le hagan nada a su compañero o amiga?” o “¿Aquí nadie sería capaz de matar si violaran y asesinaran a su hija y luego la aventaran a un canal?.”  Dentro del silencio penoso, la respuesta es clara: Sí, todos hemos mentido por alguien. Sí, todas seríamos capaces de matar por nuestra hija. ¿Y por qué entonces ellas están presas y nosotrxs no?

 

Marilynares consolida su actitud insolente y su dedicación a representar las voces colectivas de las mujeres presas con su versión de la canción “Things”. Originalmente interpretada por Bobby Daren, es una canción sobre la nostalgia y el amor. Por su parte, la versión de Marilynares, nos ayuda a imaginar lo que viene a la mente de estas mujeres “cada noche desde nuestra celda”.

Los recuerdos llegan tan de golpe. Golpe.

Como el que me dio en el MP. MP.

El que me detuvo y luego dijo. Jojojo.

Nunca digas que yo te toqué.

 

Me hicieron cosas. Como darme toques.

Cosas. Como rasgar mis pezones.

Cosas. Como encerrarme en un cofre.

También el Tehuacán. (7)

 

https://aplaudirdepie.com/wp-content/uploads/2020/10/Caballeros-audio-3-mic-audio.wav

Estas terribles descripciones que salen de sus labios rojos es una yuxtaposición dolorosa del modelo neoliberal que la quiere violentar aun más con la esperanza de salirse libremente del penal a costo de su dignidad. La realidad sobre la cual canta, llena de abusos por parte de los oficiales, de un sistema podrido desde adentro llega al alma del espectador. La voz dulce y de soprano de Valenzuela subraya la crítica brutal sobre la condición de las cientos de miles de «Marilynares» que pasan sus días dentro de un penal.

Tras su último acto de desobediencia, «Mr. Destino» la abandona. Como tiene el poder de eliminarla (botarla de la casa o de isla como en los reality shows), lo hace definitivamente, señalándole su “error”: “Obviamente con tus dramas no estamos obteniendo los votos que necesitamos. Y, mira, yo por ti. Porque termina la transmisión y yo me voy” (7). Al darse cuenta de también su audiencia se irá, «Marilynares» usa sus últimas palabras para recordar a su público que las mujeres presas sí existen, sí merecen su atención y sí necesitan su apoyo. Valenzuela termina la obra, nombrándolas una vez más:

Y este final también está un poco feliz. Sobre todo para ustedes, que han tenido el privilegio de saber que existimos. Que existe Lourdes, Lupe, Dulce, Carmela, Dominga, Dolores, Blanca, Yakiri, Ethel, Natalia, Mónica, Rosa, Marilynares, y casi 2000 más nomás en esta ciudad (10).»

 

Christina Baker Investigadora, doctora en letras y salsera

 

Edición del texto: Zavel Castro

Obras consultadas

“#LiberarlasEsJusticia: Más de 3 mil mujeres están presas en México por delitos menores contra la salud” 26 Junio 2019. Animal Político. https://www.animalpolitico.com/2019/06/campana-liberar-mujeres-presas-drogas

“#SINDATOSSINDERECHOS: URGIMOS AL INEGI A TRANSPARENTAR LOS CRITERIOS DETRÁS DE LA CANCELACIÓN DE ESTUDIOS QUE GENERAN DATOS ESTADÍSTICOS DE RELEVANCIA” 25 Enero 2019. Equis https://equis.org.mx/sindatossinderechos/

Ballesteros, Cecilia. “Presas por amor en México” 12 Feb 2018. El País https://elpais.com/internacional/2018/02/10/actualidad/1518234927_138991.html

Couldry, Nick. “Reality TV, or The Secret Theatre of Neoliberalism.” The Review of Education, Pedagogy, and Cultural Studies 30.1 (2008): 3-13.

Erreguerena, Isabel. “Por qué necesitamos información sobre mujeres presas.” 28 Enero 2019. Animal Político. https://www.animalpolitico.com/blog-invitado/mas-y-mejor-informacion-sobre-mujeres-privadas-de-la-libertad/

Grazian, David. “Neoliberalism and the Realities of Reality Television.” Contexts 9.2 (Primavera 2010): 68-71.

Huizinga, Johan. Homo Ludens: A Study of the Play-Element in Culture. Routledge, 1949.

Patterson, Natasha. “Sabotaging Reality: Exploring Canadian Women’s Participation on Neoliberal Reality TV.” Canadian Journal of Communication 40 (2015): 281-295.

“Políticas de drogas, género y encarcelamiento en México: Una guía para políticas públicas incluyentes.” Sin fecha. Equis https://equis.org.mx/project/politicas-de-drogas-genero-y-encarcelamiento-en-mexico-una-guia-para-politicas-publicas-incluyentes/

Valenzuela, Minerva. Los caballeros las prefieren presas. Inédito.

 

—. Los caballeros las prefieren presas. Performance en vivo. 23 Agosto 2019.

 

 

 

 

 

Críticas

El cabarezoom: el género performativo digital para la pandemia

por Aplaudir de Pie 29 junio, 2020

En 2014, el último año que se llevó a cabo el censo del Sistema Automatizado de Información Censual del INEGI, la economía creativa mexicana valía más de 15 billones de dólares.[1] Desde marzo 2020, frente a una crisis de salud pública, muchos de estos sectores, a nivel mundial, han sufrido de manera incomprensible. Para la gente que participa en el sector de las artes escénicas y espectáculos, la pandemia provocada por el Coronavirus ha resultado en una inmensa escasez de espacios y recursos para generar ingresos. En el caso de México, y particularmente la Ciudad de México, de los casi 4.3 billones de pesos que representan el total de ingresos oficiales para 2014[2], ante una pandemia sin fin, no podemos configurar el daño irremediable que se ha ocurrido. En el mejor de los casos, lxs artistas que forman parte de compañías nacionales, o por lo menos lxs que tienen apoyo financiero de alguna entidad gubernamental, podrán sobrevivir. Sin embargo, para la mayoría de lxs artistas, esto no es su realidad. Más bien, mucha gente de teatro, danza, ópera, performance, entre otrxs ahora formarán parte de una economía creativa informal dentro de la cuál buscan una manera de seguir produciendo y subsistir.

En general, lo que sigue no es un análisis basado en teorías económicas, las cuales serán fundamentales para profundizar el lugar de las industrias creativas y culturales en México. Es más bien un acercamiento al trabajo digital han presentado Las Ruiz Negrete durante los últimos meses de confinamiento desde un sitio intelectual interdisciplinario. Inspirada por el libro, Politicizing Creative Economy: Activism and A Hunger Called Theatre, en que Dia Da Costa investiga las relaciones tensas entre el teatro, activismo y la economía creativa “oficial” de la India contemporánea, encuadraré las prácticas creativas mexicanas. Explorando, especificamente cómo el trabajo de Las Ruiz Negrete representa una posibilidad para oponerse a la cultura mercantilizada y hegemónica que se percibe en (y que se prolifera por) la gran mayoría de las industrias creativas y culturales oficiales (Da Costa 2). Es preciso notar cómo el argumento de Da Costa y el contenido de las performances de Las Ruiz Negrete hacen eco al concepto de la disidentificación de José Esteban Muñoz. Según Muñoz, desde un lugar liminal, los actos performativos funcionan como estrategias de la sobrevivencia para los cuerpos queer y no-heternormativos. Es otras palabras, desde un posicionamiento entre y fuera de una esfera popular (en este caso, una economía creativa “oficial”) las performances navegan los prejuicios y fobias para llegar a una articulación que pueda despertar la conciencia de lxs demás (Muñoz 4, 6).[3] Entonces, analizo la participación digital de Las Ruiz Negrete en esta economía creativa informal para lo que nos pueda enseñar sobre llevar al escenario los significados políticos múltiples de ser y estar, y específicamente, propongo que la adaptación virtual de The Shakesperean Tour es un ejemplo por excelencia del nuevo tipo de teatro-cabaret que ha nacido por las circunstancias: el cabarezoom.

 

Teatro-cabaret

El género únicamente mexicano que se conoce como teatro-cabaret surgió durante la década de los 80, ocupando ciertos espacios en la Ciudad de México tras eventos devastadores como el colapso económico en 1982 y el temblor que sacudió gran parte de la capital. Basta decir que tiene vínculos fuertes y directos con el teatro de carpa y teatro de revista, pero el teatro-cabaret de los siglos XX y XXI surge como respuesta directa a estos contextos de incertidumbre y crisis.[4]  Los trabajos creativos de Jesusa Rodríguez, Liliana Felipe, Tito Vasconcelos y Astrid Hadad, como primera generación de este tipo de cabaret, reflejan una ansiedad profunda sobre el lugar del teatro y performance en un mundo tan plagado por males socioculturales y políticos. Estas figuras, entonces, explotaron su entrenamiento teatral y genio intelectual para crear algo nuevo mientras se sentía que el cielo se les caía encima. Señala Gastón Alzate que la motivación para emprender este viaje performativo también fue íntimamente ligado a los movimientos de la globalización durante el sexenio de Miguel de la Madrid: “veo el cabaret mexicano como una red simbólica contestataria relacionada con una necesidad social frente a mecanismos de marginación” (“Dramaturgia” 50). Con el cambio de regímenes, y la proliferación de discursos abiertamente misóginos, discriminatorios, homofóbicos, racistas, y más, estxs creadores siguen produciendo hasta hoy en día. Como enfatizó Rodríguez en 1990, pero se hubiera podido pronunciar en 2020: “estamos pasando por una crisis profunda y el cabaret siempre florece en crisis – ¿recuerda a los Nazis y cómo el cabaret se explotó en aquel entonces? En México, vivimos un espectáculo imposible, algo más allá de Ibsen o el absurdo. Vivimos una ficción perversa” (Obejas 8).[5]

En este texto desarrollaré una mirada analítica sobre el teatro-cabaret, como género performativo que todavía es ignorado y discriminado por la academia mexicana (y estadounidense) y las instituciones que controlan las artes escénicas. Su estatus liminal no le permite totalmente entrar al mundo de la economía creativa “oficial”, mucho menos en momentos de incertidumbre como los que tocan vivir ahora. Sin embargo, estar en los márgenes también significa tener la libertad (y la responsabilidad) de producir contenido que desafíe narrativas excluyentes y dañinas. En este punto, es preciso notar que el teatro-cabaret cuenta con una gran variedad de estilos y aproximaciones estéticas, pero según Cecilia Sotres, Reina Chula, “una obra de cabaret siempre tiene presentes dos elementos: humor y crítica social o política” (21). En el caso de Las Ruiz Negrete, como cuerpos disidentes, ya no caben en una definición de ciudadanía generalmente aceptada.[6] Identificarse como seres queer, no-binarixs, homosexuales, entre otras identidades interseccionales, implica que viven diariamente en riesgo de ser acosadxs, atacadxs o asesinadxs simplemente por existir. Asimismo, nunca han podido encontrar refugio en el mundo performativo “oficial” por transgredir tantas normas heteronormativas y patriarcales. Tiene sentido, entonces, que cuando se toparon con teatro-cabaret, se vieron reflejadxs “a través del espejo” (Monsiváis y Bonfil) de los escenarios, especialmente El Vicio, Youkali Cabaret y Foro A Poco No. Ruiz llegó al teatro-cabaret después de haber estudiado actuación en el CUT, mientras Negrete estudió cine en la Universidad de cine de Buenos Aires[7]. Lxs dos se sentían restringidxs por sus disciplinas y por eso, el teatro-cabaret les ofrece posibilidades para desafiar los límites y crear algo híbrido, un lenguaje audiovisual y performativo totalmente nuevo.

Desde el comienzo de la cuarentena en México, Las Ruiz Negrete han producido varias obras, motivadxs por un hambre de cambio social tanto como por un hambre literalmente. Según Da Costa, “durante tiempos que apestan a miedo, muerte e indiferencia, frente a todos los obstáculos, la economía creativa da paso a un cambio de estado” (238)[8], un cambio que promete a regenerar espacios, trabajos, infraestructuras y más. Hasta ahora, no creo que lxs artistxs sientan que la economía creativa haya generado inspiración ni oportunidades, y mucho menos cuando el mensaje de la obra es contestatario. Al contrario, mientras que el teatro-cabaret sigue perdiendo espacios, como la clausura del Youkali Cabaret en 2019, lo que les queda a muchxs durante esta pandemia es buscarse la vida en un sector creativo informal. Y así, han sobresalido Las Ruiz Negrete con sus producciones digitales: The Shakespearean Tour, Un OXXO en la noche,[9] y colaboración en los proyectos Acción+Aislamiento: 15 ejercicios de liberación virtual[10] y Contigo en la distancia: Cabarentena.[11] Ahora bien, algunas de estas producciones tienen una relación con la economía creativa “oficial” dado a un apoyo financiero (u otro), como de la Secretaria de Cultura o la UNAM. Sin embargo, igual como las acciones sin apoyo “oficial”, son modelos para inspirar contenido futuro digital aun después de volver a los teatros.

Fotografía cortesía de: Las Ruiz Negrete

 

 

The Shakespearean Tour

The Shakesperean Tour es una obra que trata sobre tolerancia, la vida diaria de una persona no heteronormada, específicamente no-binaria, y un fervor personal para interpretar a las protagonistas más importantes de Shakespeare. En este unipersonal de Mariano Ruiz, en pleno escenario, nos relata momentos de dolor, traición, miedo, y con un cariño innegable, exprime nuestros prejuicios acerca del género, masculinidad y feminidad que nos han inculcado los padres y una sociedad machista. La obra merece mucho más espacio crítico, pero este ensayo no es para analizar su contenido, sino su producción.[12] Su creación en vivo cuenta con varias escenas grabadas previamente. Por ejemplo, la transformación de Mariano con maquillaje y peluca, entrevistas callejeras sobre la sexualidad, canciones populares revisadas de Lady Gaga, Beyoncé y Ariana Grande, y las famosas escenas de los programas televisivos Lazos de amor, La Rosa de Guadalupe. Como señala esta breve lista, la obra en su totalidad cuenta con un apoyo técnico impecable, por parte de Jorge Negrete, en cuanto a los sonidos, las luces y el uso de la cámara en escena. En general, estas grabaciones audiovisuales funcionan para sostener el argumento de la obra. Más allá de eso, se puede decir que facilitan cambios fluidos entre escenas, sin tener que dejar el escenario vacío y silencioso. Este dominio técnico y sensibilidad para su incorporación al mundo cabaretero ha facilitado su adaptaptación al mundo digital.

Tras la pandemia, se ha presentado The Shakespearean Tour en plataformas digitales[13]. En las dos ocasiones, el trabajo de Las Ruiz Negrete no ha buscado reproducir la obra como fue imaginada para el escenario ni forzarla caber dentro de estos nuevos parámetros. Al contrario, su versión digital es un ejemplo que enriquece las posibilidades para seguir produciendo del teatro-cabaret durante estos momentos difíciles. En ese sentido, la adaptación digital ilumina las posibilidades de adaptación durante estos tiempos inseguros y, sobre todo, sensibiliza sobre el género desde el mundo tecnológico del siglo XXI. Por lo tanto, quiero dedicar espacio a delinear el proceso de preparar una reproducción digital. No es tan simple como conectar la computadora a zoom, compartir la pantalla, usar unos fondos divertidos, ponerse los auriculares y actuar. Eso no es teatro ni mucho menos teatro-cabaret. En el caso de The Shakespearean Tour, versión cabarezoom, cuenta con luces, pantallas verdes, dos cámaras y bocinas para proyectar sonido. Reconozco que conseguir un equipo técnico no es posible para mucha gente por la cuestión económica, y aun cuando es una realidad, tener todo esto, no significa saber usarlo. A la vez, haber incorporado estos recursos tecnológicos a la versión en vivo les permite a Las Ruiz Negrete adaptarse fácilmente a esta nueva realidad, preparadxs para sobrevivir en una economía creativa informal.

 

Sugerencias para cabarezoom en 3 partes

1. Hacer la tecnología parte del show. En otras palabras, en una presentación del cabarezoom no basta con poner una pantalla verde, proyectar el fondo deseado, y cambiar la vista entre interlocutores. La tecnología es una parte innegable a la experiencia en línea y tiene que dominarse cómo incluir contenido grabado previamente con lo que pasa “en vivo”. En The Shakespearean Tour, las escenas grabadas y editadas previamente se pensaban como “acompañamiento” al discurso de Ruiz en el escenario, imágenes que el público veía de distancia. En el cabarezoom, han cobrado otro significado; son una parte imprescindible de la producción virtual y dado a que el público ve muy de cerca este contenido digital, tiene que ser de una calidad impecable (Entrevista). Por ejemplo, el vídeo de Ruiz maquillándose o las entrevistas en la calle, antes se las usaban para dar la bienvenida al público, ahora son el comienzo de la obra. Estos videos, ya son la introducción a la crítica sociopolítica de Ruiz.

Igualmente, Las Ruiz Negrete logran manipular todos los aparatos que tienen a la mano para enriquecer las historias de cada personaje. Por ejemplo, cuando Ruiz interpreta a la Lady MacBeth y su ayudante (a la misma vez), se divide la pantalla en dos para darles a ellas la misma cantidad de espacio virtual. Por un lado, la Lady MacBeth se dirige a su propia cámara, qué esta en una parte de la casa de Ruiz y Negrete, mientras se ve en la otra pantalla el perfil de la ayudante desde lejos, dónde radica otra cámara. Así, cuando se acerca la ayudante a hablar, el espacio de la Lady se queda vacío. Es un chiste que entendemos lxs espectadores inmediatamente porque Ruiz: 1) no cambia de vestuario entre las dos personajes; y 2) le vemos moverse dentro del espacio mismo, corriendo de un lado para el otro.

Al usar dos cámaras y dividir el espacio de esta manera, Ruiz logra sostener un diálogo entre sus dos personajes que agrega un sentido hiperbólico y cómico a la escena. En efecto, mientras la Lady describe su plan para matar a su esposo, tiene el apoyo de un audio en off, que viene de una bocina al lado de la computadora. Entonces, mientras escucha la transición entre lo grabado y la voz diegética en vivo, visualmente apreciamos el lipsyncing de la Lady MacBeth. Obviamente, el público entiende la performatividad del gesto vocal, pero nunca vemos ni a Ruiz ni a Negrete manipular el sonido. Lo que hubiera podido ser una escena forzada, torpe y desastrosa para un mundo virtual, se convirtió en una escena precisa, tal como la totalidad de la obra. Incorporar la tecnología como una herramienta más, representa la creación de un lenguaje digital-teatral que abre camino a repensar su uso en el teatro-cabaret.

Photo Courtesy of: Christina Baker

 

2. Actuar frente a una computadora no significa eliminar o limitar la corporalidad. Por razones obvias, una producción digital jamás será lo mismo que presentar en un escenario. Sin embargo, se debe jugar con y adaptarse a los nuevos límites audio-visuales. Durante The Shakespearean Tour, Ruiz hace precisamente esto. Tras varias rutinas de baile, los momentos de angustia personal, cambios de look, y más, la cuerpa disidente de Ruiz siempre es una parte fundamental de la producción. A veces, le vemos en su totalidad, lejos de la cámara, mientras en otras instancias, vemos una cuerpa fragmentada que enfatiza ciertos movimientos o gestos. Por ejemplo, disfrutamos de los “close-ups” de su cara, que no solo nos relatan emociones, sino también nos obligan a enfrentar nuestrxs prejuicios acerca de la construcción de género. Es decir, el maquillaje de Ruiz, en contraste con su pecho expuesto, como espectadores, nos hace pensar en la posibilidad de colapsar la dualidad impuesta de ser “hombre” o “mujer.” Más allá de sus miradas audaces, sus movimientos enfatizan este estado de vivir entre y fuera de definiciones opresoras.

Cuando interpreta a Julieta, Ruiz recrea un baile que su personaje llevaba meses ensayando para su fiesta de quince años. Acompañada por una imagen proyectada de su fiesta, vemos la cuerpa de la personaje bailar. En general, no logramos ver la cuerpa entera; Ruiz se acerca a la cámara y vemos mayormente su torso moverse, intentando perrearnos la historia de su “sexual awakening.” Sus brazos y manos imitan gestos, como de cuando los senos crecen, su primera menstruación, la eyaculación, entre otros actos, mientras sus caderas nunca dejan de agitarse. No se trata aquí de juzgar el baile de Ruiz, aplicando adjetivos como “bien” o “mal”, porque así se convertirá en un análisis de gustos. Lo que sí importa es cómo, al jugar con la cámara de esta manera, de fragmentar la cuerpa, Ruiz logra hacernos pensar aun más en y desde la disidencia que encarna. A través de Julieta, y su torso no-binario, vemos cómo se disfruta de un acto tan sensible, el de bailar en una fiesta. De esa manera, como espectadores, nos es imposible negarle ni a Julieta ni a Ruiz mismx su humanidad.

Photo courtesy of: Christina Baker

 

3. Incluir a la audiencia y reconocer su presencia virtual. Como es de saber, la participación de la audiencia en el teatro-cabaret es un componente fundamental de la obra en sí. Eso no debe cambiar a pesar de que el género performativo ha tenido que adaptarse a la nueva realidad digital. Para Las Ruiz Negrete, jamás se podrá sacrificar esta conexión porque “la cosa de la realidad de la gente es una manera de vivir, una manera de compartir un momento” (Entrevista). En The Shakesperean Tour, una de las maneras más obvias y fáciles que Las Ruiz Negrete fomentan esta relación es a través de la cámara. Hablar directamente a lxs espectadores, acercándose como si estuviéramos cara a cara, ayuda a romper la distancia física y tecnológica. Ver las emociones en sus expresiones, en sus ojos, hasta las lágrimas de Ruiz cuando cuenta su propia historia de discriminación, capta este esfuerzo para mantener esta relación íntima con el público. Sin embargo, no es suficiente hablar directamente a la cámara, y, por lo tanto, a lxs espectadores, porque esto no es necesariamente participación. Esto es reconocer que hay una audiencia conectada. Para crear participación, Las Ruiz Negrete ha estado muy pendiente de los comentarios de la audiencia. Como una obra que se desarrolla según los deseos de la audiencia misma, se conserva esto a través de encuestas y los chats. Además, es una obra que cuenta con conversaciones con lxs espectadores. Para mostrar que la orientación sexual es una cosa individual y no tiene relación con la identidad de género, siempre involucra a alguien que se identifica como hombre heterosexual y su pareja romántica-afectiva. Al final de la obra, Ruiz finge ganar un óscar por su performance y necesita la ayuda de alguien del público para anunciar el premio. Estos momentos íntimos se impregnan de risas y aplausos. En la versión digital, a través de elegir participantes y compartir pantallas, se logra fortalecer una sensación de estar juntxs, a pesar de la distancia que nos separa. Tal vez, llegan a ser momentos aún más íntimos porque alcanzamos a conocer los hogares del público; a través de sus pantallas, vemos un fragmento de sus vidas y espacios personales. Para cerrar la obra, Las Ruiz Negrete también se toman el tiempo para saludar a su público, por sus nombres e invitan a quienes quiera encender la cámara y su micrófono para ser reconocidxs. Así, al cerrar su cabarezoom con este gesto cariñoso, Las Ruiz Negrete consolida la relación con su público.

Photo Courtesy of: Christina Baker

 

Conclusión:

La primera mitad de 2020 ha superado cualquier situación que se hubiera podido imaginar. La pandemia provocada por el coronavirus, el sismo de 7.5 en Oaxaca el 23 de junio, el asesinato de María Elizabeth Montaño, doctora y mujer transgénero, y un sinfín de otras noticias nos hieren constantemente el alma. El género de teatro-cabaret existe para enfrentar los males sociopolíticos con risas y críticas intrépidas, y es precisamente lo que necesitamos para sobrevivir estos momentos de tanta incertidumbre. A pesar de una falta de apoyo económico “oficial”, encontrarse como parte de una economía creativa informal no significa ser invisible. Al contrario, como vemos en el ejemplo The Shakespearean Tour, desde su lugar liminal, sigue rompiendo barreras. El cabarezoom de Las Ruiz Negrete no está conforme con silenciarse, sino sigue compartiendo un mensaje que desafía una narrativa heteronormativa y patriarcal. A través de plataformas digitales, alza la voz para que otrxs se sienten vistxs y amadxs por quienes son. Sobre todo, es un ejemplo admirable de la resiliencia; siendo transmitido por todo el mundo,  lo ha convertido en su escenario (chiste shakespeareano) y ha hecho del mundo un cabaret.

 

Christina Baker Investigadora, doctora en letras y salsera

 

 

 

[1] La economía creativa refiere a industrias creativas y culturales que se ha hecho cada vez más evidente. Según las Naciones Unidas, esta economía representa “un sector de la economía global que involucra cualquier forma de producción relacionada con la humanidad y su creatividad, que resulta en significados simbólicos; potencialmente contiene la propiedad intelectual de individuos o grupos; y que fomenta la creación de trabajos, ingresos personales, ingresos de exportación”  (Da Costa 11). Cuenta con la participación y producción de sectores como agencias de noticias, artes visuales, diseño, editoriales, educación artística y cultural, fotografía, turismo y patrimonio cultural, publicidad, artes escénicas y espectáculos y más.

[2] https://www.caiinno.org/industrias-creativas/

[3] “Disidentification is meant to be descriptive of the survival strategies the minority subject practices in order to negotiate a phobic majoritarian public sphere that continuously elides or punishes the existence of subjects who do not conform to the phantasm of normative citizenship” (4).

[4] Para más información sobre teatro de revista, véase María y Campos. Para más sobre teatro de carpa, véase Merlín. Para más sobre el desarrollo de cabaret, véase Alzate Teatro, “Dramaturgia”; Gutiérrez.

[5] we’re in such a profound crisis, and cabaret always flourishes in crisis–remember the Nazis, how cabaret boomed then? In Mexico, we’re in an impossible spectacle, beyond Ibsen or the absurd. We’re in a kind of perverse fiction” (Obejas 8).

[6] Véase Baker Queering mexicanidad.

[7] Ruiz ha tomado varios talleres de teatro-cabaret con Cecilia Sotres, Tito Vasconcelos y más. También es integrante de Parafernalia Teatro, con Erica Islas y Ana Laura Ramírez Ramos

[8] “In times that reek of fear, death, and disregard, against all odds the creative economy ushers in a change of mood” (Da Costa 238).

[9] Un OXXO en la noche ganó Mejor Vestuario y Mención Honorífica en el Concurso Nacional de Teatro Casero de Teatro UNAM.

[10] Para el ejercicio donde Negrete participó, véase aquí: https://teatrounam.com.mx/teatro/accion-aislamiento-15-ejercicios-de-liberacion-virtual/; https://youtu.be/KRnSAnwutUc

[11] Para ver ejemplos de sus videos de cabarentena, véase aquí: https://youtu.be/RDgETS9Zc1c; https://www.facebook.com/SecretariaCulturaMx/videos/2242783882683114

[12] Para un análisis detallado de la obra, véase: https://aplaudirdepie.com/the-shakespearean-tour/. Más allá del mundo virtual, se ha presentado The Shakesperean Tour en varios teatros en México, Colombia y los EEUU, desde 2017.

[13] La primera vez, Yaaj México les invitó a ser parte de un evento digital para conmemorar el día internacional contra la homofobia, transfobia y bifobia (IDAHOT) el 17 de mayo 2020. Para ver la transmisión: https://www.facebook.com/yaajmexico/videos/264146491372706. La segunda vez fue una producción propia, en colaboración con El Vicio el 18 de junio 2020. Para ver la descripción de la obra digital transmitida por El Vicio: https://boletopolis.com/es/evento/14312

 

Textos citados

 

Alzate, Gastón. Teatro de Cabaret: Imaginarios Disidentes. Ediciones de GESTOS, 2002.

—.“Dramaturgia, ciudadanía y anti-neoliberalismo: el cabaret mexicano contemporáneo.” Latin American Theatre Review 41.2 (Spring 2008): 49-66.

Baker, Christina. Queering Mexicanidad in Cabaret and Film: Redefining Boundaries of Belonging. University of Wisconsin-Madison, PhD Dissertation, UMI, 2015.

Da Costa, Dia. Politicizing Creative Economy: Activism and A Hunger Called Theatre. U of Illinois P, 2017.

Gutiérrez, Laura G. Performing Mexicanidad: Vendidas y Cabareteras on the Transnational Stage. U of Texas P, 2010.

María y Campos, Armando. El teatro de género chico en la Revolución Mexicana. Biblioteca del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1956.

Merlín, Socorro. Vida y Milagros de las carpas: La carpa en México, 1930-1950. 1st ed. CITRU, 1995.

Muñoz, José Esteban. Disidentifications: Queers of Color and the Performance of Politics. U of Minnesota P, 1999.

Obejas, Achy. “It Hurts to Laugh: Even Performance Artists are Numbered by Mexico’s Crises.” Chicago Tribune 11 April 1996: 8.

Ruiz, Mariano y Jorge Negrete. Entrevista personal. 25 Junio. 2020.

Sotres, Cecilia. Introducción al cabaret (con albur). Paso de Gato, 2016.

 

Críticas

La cría: Apuntes sobre teatro y terror

por Zavel Castro 3 febrero, 2020

Una de las más desfavorables consecuencias de la simplificación del pensamiento teatral, que obedece la subdivisión de este arte principalmente en dos géneros, comedia y tragedia, o, desde la modernidad, comedia y drama, quizás sea la resistencia que oponen cierto tipo de personas a la consideración de posibilidades que escapen a este dualismo. Así, les es difícil concebir hibridaciones, intercambios y rupturas, y con ello se muestran inhabilitados para apreciar la complejidad de las propuestas que desobedecen dogmas que, por cierto, hace mucho tiempo son inoperantes para explicar el fenómeno escénico.

Es impresionante seguir hablando la necesidad de diversificar los géneros a favor del estímulo del pensamiento complejo en el siglo XXI,  que nos permitiría comprender del que no se ha dicho todo porque no se ha comprendido completamente.  Pensar que la naturaleza del arte es versátil, quiere decir que está dispuesta a aceptar nuevos modos de hacer y en consecuencia, nuevas interpretaciones. La teoría del arte contemporáneo ha adoptado esta perspectiva desde hace tiempo con buenos resultados, sin embargo sigue siendo una tarea necesaria para las voces críticas dedicadas al pensamiento escénico, cuestionar las pretensiones del saber que han implantado los estudiosos de los géneros dramáticos para establecer normativas, como si se tratara de saberes exactos, para catalogar si una obra estaba “bien hecha” o “mal hecha”.

Son pocos los profesores y las profesoras con la disposición a actualizar, poniendo en tela de juicio, la Poética de Aristóteles, el Teatro Posdramático de Lehmann o la mayoría de los postulados de Stanislavsky, tres de las biblias incuestionables que estudiantes del fenómeno teatral en cualquiera de sus posibilidades creativas se les obliga a obedecer. Afortunadamente, el pensamiento crítico, opuesto absolutamente a la sumisión, se concede a sí mismo el derecho de poner a los dogmas una fecha de caducidad, dejando en claro que ninguna discusión ha llegado a su término de manera definitiva.

Foto: Darío Castro

El riesgo de pensar a partir de dualismos (“o es una cosa o es otra”) es la producción de obras artificiales, ajenas a naturaleza de la existencia humana, irreductible a una sola manera de hacer, expresar o sentir. Los estudiosos de la psicología, han descubierto que no existen emociones puras, es decir que una persona nunca está absolutamente asustada, triste ni contenta, sino que a menudo se acompañan de otras emociones, así podríamos pensar, por ejemplo, en la excitación de una persona cuando tiene miedo, en la tristeza iracunda y en la alegría culposa. Si las emociones responden a un comportamiento complejo, así tendrían que hacerlo también las creaciones artísticas.

Todo esto nos sirve al momento de pensar en el género de terror en el teatro. El pensamiento reduccionista diría que para producir un estremecimiento de miedo y angustia, las obras deberían articularse de manera exclusiva a partir de mecanismos macabros. Sin embargo, el efecto del terror suele ser provocado por una buena dosis de humor. Las consideraciones simples de las que hablaba (“o esto o lo otro”) difícilmente podrían percibir la compenetración entre humor y terror, incluso se les piensa como efectos contrarios, en cambio se trata de un dualismo productivo en el que las partes tienen características comunes.

Foto: Darío Castro

Tanto el humor como el terror son expresiones de la desmesura, causales de vergüenza según las autoridades morales (no podríamos olvidar la persecución y castigo emprendido por la Iglesia en contra de la risa) y se basan en un instinto de conservación: el terror procura protección y cautela y el humor, la evasión de la certeza de los peligros del mundo. Son reacciones frente a la consciencia de la muerte, por tanto, las ficciones de este estilo son, en el fondo, tranquilizadoras, en la medida en que evitan el desconsuelo ante lo inevitable y la angustia frente a lo incomprensible.

Un claro ejemplo de la efectividad del funcionamiento en conjunto del terror y del humor, es la versión musical de La Cría, dirigida por Tito Vasconcelos. Este espectáculo de cabaret no solamente desatiende al pensamiento reduccionista que sostiene la clasificación teatral en géneros cerrados, sino que además desobedece al textocentrismo que subyuga buena parte de las producciones teatrales que se contentan con traducir escénicamente lo que ha establecido el dramaturgo o la dramaturga: una vez más la obediencia que pretende impugnar  la operación crítica. En lugar de acatar las ordenanzas del texto de Carlos Talancón, especialmente el tono de suspenso y la búsqueda ininterrumpida del efecto terrorífico, que, como cualquier otro ritmo sostenido, suele resultar monótono y predecible[1], Tito diversifica el terror propuesto en el texto mediante la alternancia rítmica de su puesta en escena[2], tomando solamente la anécdota de la dramaturgia, sirviéndose de ella para acercarse a los temas prohibidos como son todos los que pertenecen al terreno de lo numinoso (del mysterium tremendum) con sentido del humor, tal como hicieron algunos maestros del género macabro en su vertiente literaria[3].

Al tomarse en broma lo fantástico y lo monstruoso, Tito Vasconcelos, Brissia Yéber, Víctor de Léon, y Hernán del Riego quien estuvo a cargo de la musicalización, “toman distancia, estableciendo una barrera entre ellos y el peligro” (Llopis 83), con lo cual consiguen suscitar en el público, como consecuencia del planteamiento terrorífico del texto, una risa inusual, ajena a la que produce una comedia convencional. Para lograr este resultado, la obra utiliza, como estímulos supramaximales, la intervención de títeres en distintas modalidades y técnicas (por cierto que la realización de los elementos visuales a cargo de Osvaldo Solsot merece nuestro reconocimiento).  Los títeres, como objetos inanimados que cobran vida frente a nuestros ojos, a menudo producen un efecto de incomodidad o extrañeza en el espectador, que han sido utilizados precisamente como detonadores de risa (pensamos en el teatro Guignol) o espanto  (basta reconocer cuántas películas de terror existen protagonizadas por títeres o  muñecos diabólicos).

Foto: Darío Castro

A partir del funcionamiento conjunto del terror con el humor y del juego entre la presencia y la ausencia de “Bombón”, la criatura más misteriosa y temible de la historia, su evocación/invocación y su figuración, esta versión alcanza a esbozar una posibilidad metafórica de la monstruosidad de nuestros engendros. La superación de la literalidad de la narración, abre camino a una multiplicidad de interpretaciones cuanto más disímiles más enriquecedoras, objetivo que no debemos perder quienes nos dedicamos al análisis ni quienes se concentran en el comentario.

El aparente antagonismo entre humor y terror, queda disipado en un espectáculo que diversifica la cartelera teatral de la Ciudad de México a medida que produce emociones complejas en sus espectadoras y espectadores, no es que le cause terror ni que le cause risa, sino que consigue un estadio intermedio, de difícil escisión, una respuesta contradictoria que reza la máxima de los masoquistas: cuanto más humor, más placer.

Se comprende por qué «Bombón» habita en el cabaret, en el que por definición, debido a su espíritu inconforme y transgresor, todo puede suceder y en el que no caben ni los dogmas ni las clasificaciones simplistas.

Bibliografía

Barba, Eugenio. “The Deep Order Called Turbulence: The Three faces of dramaturgy”, The drama Review 44, 4 (t 168), Winter 2000, pp.56-66

Llopis, Rafael. Historia natural de los cuentos de miedo. Con referencia a géneros fronterizos. Madrid, Ediciones de Escritura Creativa Fuenteaja: 2013.

Shakespeare, William. Trad. Luis Astrana Marin, Obras completas. Madrid: Aguilar: 1947.

 

[1] Para guardarme de un señalamiento sobre la subjetividad de mi percepción sobre la monotonía  propongo el análisis de las estructuras shakespeareanas. Entre otras cosas, la genialidad atribuida al autor inglés, se debe al dominio de la técnica dramática consistente en la variación rítmica, basta observar algunas de sus mejores obras (quizás Hamlet sería el mejor ejemplo) para notar la anteposición de una escena cómica a una escena dramática, el efecto de contraste (la tormenta que sigue a la calma) potencia el efecto del terror una vez que la risa ha bajado las defensas del espectador, así consigue un efecto contundente.

[2] Agradezco especialmente a Ricardo Ruiz Lezama, la claridad en su explicación sobre esta cuestión.

[3] Basta revisar Los Cuentos de la otra vida  y los Cuentos fantásticos de Núñez del Arce y, muy superior a este, las obras de Gustavo Adolfo Bécquer, Leyendas y Cartas desde mi celda. He llegado a estos textos gracias a las referencias del libro de Rafael Llopis.

 

Reflexiones

El temperamento melancólico

por Zavel Castro 7 enero, 2020

Séneca escribió que “no hay animal más sombrío que el hombre”, ni que la mujer, añadiría yo con justicia. Los hombres y mujeres que se sumen con facilidad en un estado taciturno, aquellos y aquellas que se alejan de la luz y se resguardan en la sombra, corresponden, de acuerdo a la patología humoral (popularizada como teoría de los humores) al temperamento melancólico. De acuerdo con esta teoría articulada por Hipócrates y desarrollada por Galeno y Teofrasto, el cuerpo humano se compone de cuatro sustancias: bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre. El desequilibrio entre las mismas ocasionaba enfermedades físicas y padecimientos anímicos. La melancolía se debía a un exceso de bilis negra, supuestamente, este desorden modificaba el carácter de las personas predisponiéndolas a la depresión y  haciéndolas más inquietas, distraídas, silenciosas, reflexivas, inestables y ansiosas.

Las personas de este tipo de temperamento se inclinan a la soledad, a la tristeza y, algunas veces, al teatro. Definido por Kartun como “ritual de violencia” y por Brook como el lugar en el que los y las creadoras ofrendan su sufrimiento (y añadiría, también con justicia a los espectadores y  a las espectadoras) crea, necesariamente, atmósferas dolientes, en el que el arte deviene en un acto de duelo público, en el que los y las participantes se reconocen como una “communitas del dolor”, haciendo “del dolor individual una experiencia colectiva” (Diéguez 24). En el teatro las almas tristes tienen oportunidad de expresar su dolor, y no a manera de queja ni quejido, sino como una forma de resignarse al taedium vitae, el hastío de la vida. Las melancólicas (como las materialistas) han comprendido que “la realidad es solo un instante de doloroso deseo” (Quignard 157),  que no somos más que átomos y vacío (Demócrito), que somos fruto del azar, que solo hay simulacros e instantes, que las multitudes son como las tormentas (Epicuro). Nada pueden hacer contra ello, pero al percibirlo, sus corazón ensombrece.

Las melancólicas se dedican al teatro para huir del hastío y soñar otras vidas, así lo sentimos cuando vemos una obra en el que el diseño ha sido creado por Natalia Sedano.  Algo hay en su juego de luces y en su mirada oscura que resulta enigmático e inquietante, algo que siempre deja tras sí una sombra, un no sé qué que nos seduce al abismo, una mezcla de sueño y aflicción. Natalia embellece la desdicha y con ello crea mundos hermosos.

Las melancólicas se precipitan al vacío y al llanto sin alcanzar el consuelo, incluso hacen de ello su impronta. Así lo vemos con Jimena Eme Vázquez y con Nora Huerta.  La primera ha hecho de la tristeza el eje de sus ficciones, ya sea latente como en el caso de Piel de Mariposa (que he analizado en otra ocasión[1]) y en Mitad tú, mitad yo, o explícita como en Me sale bien estar triste  y en Now Playing. La especificación de la emoción que sostiene a estas dos últimas, favorece su carácter representativo del tipo de público a la que van dirigidas. Aunque es cierto que a cualquier edad podemos sufrir de mal de amores[2] y que en todas las épocas se han cantado las penas que provoca, las obras de Eme sostienen que la tristeza es la emoción que define a los millenials, por ello encontramos guiños al lenguaje de las redes sociales, chistes locales de la comunidad virtual y referentes que solamente comprendemos con exactitud quienes estamos a punto de cumplir los treinta.  Jimena habla en nombre de una generación que se reconoce triste y lo celebra, así se vincula con el temperamento al que dedico esta reflexión pues, “la melancolía es la felicidad de estar triste”, así dijo Víctor Hugo. La felicidad que provoca el estado melancólico se debe al recuerdo de los momentos que añoraríamos volver a vivir, la memoria de aquello que no podemos recuperar, instantes de la vida que se fue, por eso en Now Playing se hace un recuento de la juventud perdida y se romantiza todo lo que alguna vez nos procuró placer, como melancólica, Jimena sabe que todas las voces en silencio, que la que alguna vez fue nuestra canción favorita, con el paso de los años resonará débilmente como eco.

Foto: Darío Castro

Las melancólicas aman y padecen al unísono. No pueden evitarlo. Nuestra educación sentimental nos obligó a creer que el amor es una derrota y que las mejores amantes son aquellas que dejan que su corazón sea devorado por la tristeza. Un epíteto homérico describe a la melancolía como “la autofagia del cuerpo por el alma” (Quignard 164), esta sentencia es letmotiv del del cancionero popular mexicano, que recoge magistralmente Nora Huerta en algunos espectáculos como Paloma QuéHerida, Rivotrip y Canción Taruga. Aunque las herramientas del cabaret que utiliza Huerta en estos recitales permiten la crítica y deconstrucción de la idea de que quien busca la felicidad en una amante está condenada al lamento, también evidencian la fascinación que sentimos las seres humanas por el drama pasional.  El repertorio musical de estas obras corresponde al retrato del temperamento melancólico definido por su  sintomatología: preocupación, pena, temor, olvido y remordimientos.  Nora canta las penas y da voz al hastío de la repetición del ciclo romántico, ese que hace que la lágrima siga siempre al latido.

Foto: Darío Castro

Las melancólicas abren sus almas a través de la escritura. Así lo hacen Conchi León y Maribel Carrasco. Ambas navegan sobre tormentas y suspiros para llegar a otros mundos, para perderse allí.  Las obras de León son como lágrimas cálidas que acarician las mejillas de quienes las miran, que son conscientes del sufrimiento que causa la vida y que sin embargo, buscan el consuelo.  Pienso en Del Manantial del Corazón, que trata sobre la muerte y el nacimiento de los bebés en la cultura maya, Cachorro de León, una obra tejida con reproches a su padre que deviene en un acto de compasión, De Coraza, sobre la esperanza que mantienen en pie a las mujeres en reclusión; obras que ofrecen un respiro a la permanente angustia del alma para los que comparten este temperamento.

Por su parte, las obras de Maribel, son la melancolía pura, apenas arrojan un poco de luz en nuestras naturalezas muertas, fabulan sobre las ilusiones perdidas sin prometer nunca consuelo. La melancholia en la dramaturgia de Carrasco, es sutil, simbólica, muy parecida a la nostalgia. Guardo recuerdos vívidos, imágenes fascinantes y dolorosas, de Los Cuervos no se peinan y Beautiful Julia, ambas retratan personajes que han sido abandonados a la vida, condenados a alguna especie de orfandad que los mantiene siempre incompletos, siempre distantes y taciturnos, con dolores y deseos perpetuos. La oscuridad creada por ella es escalofriante, no se sabe si a causa de la contemplación del dolor o de la belleza.

Algo hay en las imágenes sombrías que pueblan las creaciones de Natalia Sedano, Jimena Eme Vázquez, Nora Huerta, Conchi León y Mribel Carrasco, que genera la atmósfera de la melancolía. Me gusta escribir que es “un algo” porque considero que solamente lo que escapa al lenguaje es potente y poético. Creo que la melancolía es un gesto indecible, una experiencia que sucede en el cuerpo y que, por lo tanto, es efímera, como el teatro. El espacio escénico convoca a la communitas del dolor para distraerla del hastío de la vida, para abrazarla en silencio. El exceso de bilis negra en algunas creadoras se expresa en obras que nos recuerdan que estamos tristes, pero no estamos solas.

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

Brook, Peter. Más allá del espacio vacío. Escritos sobre teatro, cine y ópera, 1947-1987, Alba Editorial.

Diéguez, Ileana. Cuerpos sin duelo. Iconografías y teatralidades del dolor. Córdoba: DocumentA/Escénicas Ediciones, 2013.

Lange, Federico Alberto. Historia del materialismo, tomo 1, Madrid.

López Huertas, Noelia. La teoría hipocrática de los humores. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. Disponible en: consultada por última vez el 1ro de enero del 2020.

Lucrecio, De la naturaleza de las cosas.

Quignard, Pascal. Trad. Ana Becciú. El sexo y el espanto. Barcelona, Editorial minúscula, 2005.

Séneca, Lucio Anneo. De la ira.

[1] Castro, Zavel. Piel de mariposa (crítica), en:  http://aplaudirdepie.com/piel-de-mariposa/

[2] El mal de amores es el tema central de Me sale bien estar triste y el  detonante del conflicto en Mitad tú… mitad yo y Piel de mariposa.

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