Primera vez que escribo.
En esta ocasión me toco cubrir gran parte de la cartelera llamada “Cervantes off”, ofrecida por el Festival Internacional Cervantino, lo primero que pensé fue: “ un fin de semana lleno de teatro ¡Qué hermoso!” Por fin podría ver las adaptaciones de las obras de Cervantes, y lo mejor de todo, sin salir del DF (o CDMX, como se llama ahora). Este programa se presentó del 7 al 9 de octubre en el Centro Nacional de las Artes.
Es preciso comentarles que cuando voy al teatro normalmente disfruto las puestas en escena, creo que carezco de ese ojo crítico de mis colegas y generalmente cada función a la que asisto me deja encantado o quizás refleje mi actitud ante la vida, siempre busco las cosas buenas de todo.
Llegué a presenciar “La Casa de los celos, o quién la tiene más grande (la casa)» dirigida por Ana Francis Mor, un montaje que con buena producción audiovisual, ingeniosa vestimenta y carismáticos personajes nos hizo reír bastante. Grata fue mi sorpresa al ver que los foros se llenaban casi en su totalidad, de gente de todas las edades, abuelos, padres de familia que llevaban a sus hijos para inculcarles el gusto por el teatro, parejas que buscaban una actividad diferente y por supuesto, gente apasionada por este arte tan efímero.
Al día siguiente la función era a medio día, con un calor intenso que no detuvo a los asistentes a presenciar “El vizcaino fingido”, obra de Ismael Hernández-Medina, adaptación del entremés del mismo título, que fue montada al en la plaza de la Danza; un espacio al aire libre pero afortunadamente techado. Lo mismo que el dia anterior:el espacio estaba lleno. Me llenó de alegría verlo porque siendo realista, fuera de las producciones más comerciales y publicitadas difícilmente veo llenos totales y además, se demuestra que el Festival no es solo un pretexto para que los jóvenes (y los no tan jóvenes) vayan a enfiestarse a Guanajuato.
Un poco más tarde tocó el turno de «Una comedia entretenida», codirección de Miguel Estrada y Mauricio Durán, versión libre de «La Entretenida» y no me decepcionó. Bromas ingeniosas y actores talentosos que a su vez tocaban algún instrumento musical para acompañar la puesta en escena. Al terminar no sabia que hacer con ese tiempo libre entre obras; así que me puse a revisar el programa y a caminar por el CENART; y vi que justo estaba Urbaphonix, cinco músicos que crean melodías con objetos de su entorno, maravillando asi a los espectadores. Era un espectáculo ver como la gente los seguía por todo el lugar cual caravana para seguir viendo con qué más podían hacer música.Ya en la noche comenzó “De picaros, truhanes y actores” de Tito Vasconcelos, obra quizás mas enfocada al publico adulto por su mensaje y su vocabulario a veces subido de tono, con chistes que si bien no todos comprendíamos no dejaron de entretener al publico. Así concluía mi día.
A la mañana siguiente, mi niño interior (al cual siempre escucho y no dejo de interactuar con él se maravilló con “Said el monstruo»dirigida por Gemma Quiroz, inspirada en la intolerancia ideológica manifiesta en «La Gran Sultana», puesta que con un bonito mensaje, canciones estupendas y una producción excelente logró captar la atención de los muchos niños que asistieron a la plaza de la Danza. Logré ver como en tres días la gente no dejó de asistir y algunos, como yo, entraban a dos o tres funciones en ese fin de semana. Yo quedé encantado, como ya he dicho, de todas las actividades ofrecidas… no me quiero imaginar la cantidad de cosas por ver en Guanajuato, no me aguanto las ganas de ya estar allá.