Sin duda, el FITU es uno de los logros más importantes del Teatro Universitario en nuestro país. Yo misma participé este año en un seminario de la Cátedra Igmar Bergman dentro del marco de este festival, se llamó “Soluciones actorales a las nuevas dramaturgias” impartido por Luz Emilia Aguilar Zinser y Jorge Dubatti. Una de las reflexiones surgidas de este seminario es cuán necesario es democratizar el conocimiento: sí ver mucho, sí leer mucho y sí hacer otro tanto pero, es igual de importante generar material propio para compartir y reflexionar entre quienes de alguna u otra manera participamos del Teatro para que la discusión no sea privilegio de ciertas esferas y en una de esas, las decisiones tampoco lo sean.
En el marco de este festival, el jueves 15 de febrero fui a ver una obra que me produjo la reflexión que quiero compartirles: “Les Sangs”, dirigida por Camila Forteza. Una Producción Canadiense que se presentó en representación de la Escuela Superior de Teatro de la UQAM de Quebec. La obra trata de 5 mujeres que cuentan a través de un diario, cómo se enamoraron perdidamente de un hombre que tenía el “fetiche” de pedirles que escribieran cómo les gustaría que él las matara para luego, matarlas.
Yo creo que, como dice una de mis maestras “Todo está permitido siempre y cuando no sea de cualquier manera”; un tema, por más delicado que sea puede ser abordado desde muchas aristas, incluso de forma polémica, lo aclaro porque no estoy criticando a la obra o a los programadores por no tener una postura que obedezca a mi gusto personal, sino justo por no tener una postura en lo absoluto, al menos en este caso. Por ahí uno de los personajes hace un rompimiento de la cuarta pared para hablar un poquito sobre la necesidad de la existencia de la violencia en el mundo, pero la verdad es que no llega a ser un planteamiento desde el cuál mirar la obra.
Me pregunto ¿Cuál es el sentido de traer a un país donde ocurren 7 feminicidios diarios, una obra que habla de este tema de una manera tan superficial, que de hecho trivializa por completo al respecto? una obra que al parecer, ni siquiera se da cuenta que está abordando el tema del feminicidio y este no asumir, tampoco es presunción de inocencia porque, aunque sea “sin querer”, hacen una apología al amor romántico como protagonista de los motivos para perpetrar un asesinato, ese amor romántico que entre otros factores es causante de que los asesinos de las mujeres sean en su mayoría la pareja o ex pareja sentimental de la víctima.
Sé que no es una historia que no hayamos visto hasta el cansancio en montones de libros y películas o en libros que después se convierten en películas (de hecho la obra está basada en un libro); pero ¡vaya! esos casos obedecen a criterios meramente económicos más allá de ser polémicos o defender una postura. No sé cómo hayan recibido la obra en Canadá ni si allá esté activada la alerta por violencia de género en 7 estados como aquí. El punto es que alguien del FITU decidió que era buena idea traerla a México, donde el feminicidio es especialmente grave por la alarmante, aterrorizante e indignante frecuencia y grado de impunidad con la que se perpetra día a día.
A mí lo que me parece digno de reflexión y cuestionamiento es ¿por qué, alguien de la UNAM ha decidido traer esta obra y no otra? Vuelvo a la pregunta ¿bajo qué criterios? Y si la respuesta obedece a un simple intercambio académico y dicen “que esa fue la obra que la UQAM decidió mandar” pues pienso que para eso hay –o debería haber- una curaduría clara ¿no? Se supone que para eso se pide una carpeta y un video antes de programar y que toda decisión curatorial también debe obedecer al contexto del país o de la región en que se presenta, no para complacer a nadie pero sí porque de alguna manera se considera que la pieza es pertinente ¿Por qué esto, por qué aquí, por qué para este público, por qué ahora?
Desgraciadamente, ninguna de esta información puede corroborarse ahora, pues “Les sangs” solo se presentó el 15 y 16 de Febrero, aunque es probable que quienes lean esto, conozcan a alguien de entre los aproximadamente 1000 o más espectadores que asistimos a la sala Miguel Covarrubias esos días y así podamos generar diálogo y reflexión que, dicho sea de paso, son parte de los objetivos que, supuestamente propicia el Festival Internacional de Teatro Universitario. En una de esas nos ponemos todos a preguntarnos por los criterios con los que se seleccionan las obras que se presentan en aquellos teatros que tienen la responsabilidad que conlleva estar subvencionados por el gobierno. Reflexión válida quizás tomando como pretexto estos tiempos de cambio y de reformas culturales, pero que es un hábito que deberíamos tener siempre.