Quiero dedicar mi última reflexión del año a celebrar la apertura de la Librería Paso de Gato, su inauguración es, sin lugar a dudas, todo un acontecimiento[1] que viene a endulzarnos el sabor que nos dejó este caótico 2016. El esfuerzo editorial que desde hace más de una década vienen haciendo Jaime Chabaud y José Sefami, fundadores primero de la revista, luego del sello editorial y a continuación propietarios de la librería, es absolutamente loable y digno de cualquier cantidad de felicitaciones. En Aplaudir De Pie queremos sumarnos a estas compartiendo lo que para nosotros significa la aparición de un espacio dedicado a la difusión literaria (en su dimensión material) de las artes escénicas.
El enriquecimiento del panorama cultural de la ahora llamada Ciudad de México[2] (por ahora, ya que no dudamos de la existencia del germen de contar en el futuro promisorio, con sucursales en el resto del país), así como el refuerzo de los vínculos con la comunidad intelectual en Iberoamérica y el acercamiento “real” con los espectadores de teatro,[3] serán las consecuencias más acusadas del surgimiento y paulatina consolidación de esta importantísima empresa cultural, que además, era el paso natural a seguir en el proyecto de Chabaud y Sefami, cuyo mayor interés radica en la formación y educación de públicos, así como a la promoción de discusiones apasionadas, informadas y maduras a través del estímulo de la reflexión a partir del fenómeno escénico.[4]
No resulta exagerado equiparar la significación de la aparición de la librería Paso de Gato a lo que en su momento debió serlo respecto al comienzo de las actividades de la Librería Continental,[5] que fuera referente para los paisas, los habitantes de Medellín asiduos a la lecturas que ofrecía en su local don Rafael Vega, de la cual tenemos noticia gracias a las “Memorias de un librero…” texto escrito por don Vega mismo y editado por el Fondo de Cultura Económica, el magno esfuerzo editorial imprescindible para comprender la historia intelectual de México y América Latina,[6] que hubiera sido impensable sin el impulso e incansable trabajo de don Daniel Cosío Villegas.[7]
Además resulta admirable el riesgo que corren los propietarios de la librería, al abrir un local de esta naturaleza en un país de pocos lectores ¡Menos aún lectores de teatro! Realmente espero que la aparición de la misma propicie una eclosión cultural de la que el teatro sea protagonista, que México reafirme su posición sede de pensamiento sobre el fenómeno teatral. Que Paso de Gato siga con el éxito del que se ha venido acompañando en su misión de tocar puertas, abrir puertos y tender puentes. Que se entienda que los libros de teatro son absolutamente necesarios y que deje de relegárseles al rincón en las cadenas de librerías que cada vez se parecen más a tiendas de regalitos que a espacios destinados a la transmisión de conocimientos.
Enhorabuena a Chabaud y a Sefami que acercan a quienes los necesitamos libros de calidad e importancia. Estoy muy contenta de que se haya pensado en el remedio de una carencia. Seguiré de cerca su crecimiento. Por lo pronto, felices fiestas.
[1] Para explicitar lo que comprendo por “ACONTECIMIENTO” recordaré lo escrito por Deleuze: El estallido, el esplendor del acontecimiento es el sentido. El acontecimiento no es lo que sucede (accidente); está en lo que sucede el puro expresado que nos hace señas y nos espera. (…) Es lo que debe ser comprendido, lo que debe ser querido, lo que debe ser representado en lo que sucede.
[2] Dejó de nombrarse Distrito Federal, como uno de los tantos cambios que sucedieron en el país…
[3] Una vez que debido a la naturaleza de la profesión de los fundadores (Chabaud dramaturgo y Sefami, actor) además de su conocido carácter tenaz y perseverante, las relaciones y cercanía con los creadores de teatro estaba asegurada antes de su relación “real” con el público de la que hablamos.
[4] Tal como declaran en la sección “Acerca de nosotros” en la presentación de su portal electrónico: http://www.pasodegato.com/Site/ (consultado por última vez el 21 de diciembre de 2016).
[5] Don Rafel Vega se lanzaría al negocio editorial con importaciones de libros argentinos y se especializaría poco a poco en obras de tema musical en con una librería (la Continental) inaugurada en Medellín en 1943 y que cerraría sus puertas en 2001.
[6] Gracias a la fundación de filiales localizadas actualmente en Argentina, Chile, Colombia, Venezuela y los Estados Unidos.
[7] Fundada el 28 de abril de 1934, el Fondo de Cultura Económica, surge como proyecto de don Daniel Cosío Villegas a con el propósito original de proveer de libros en español a los estudiantes de la Escuela Nacional de Economía; don Daniel idea este proyecto tras el rechazo (gracias a la asesoría de don José Ortega y Gasset, principal responsable de estas negativas) de las editoriales Aguilar y Espasa-Calpe la publicación de obras de economía (presenta un documento con 50 títulos bien clasificados). Para saber más sobre la historia del Fondo de Cultura Económica, recomiendo la descarga, consulta y navegación de la app “Archivo Abierto”, editada por el FCE y disponible de manera gratuita para las tablets de Android y de iPhone.